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Esta frase cerró el Congreso MAIZAR 2015 y muestra la encrucijada en que se encuentra este cultivo y su cadena de valor. El sorgo tiene un potencial dormido que se puede despertar rápidamente con la adopción de tecnologías básicas como una fertilización y manejo de los herbicidas adecuado. Los rendimientos de sorgo van creciendo entre 60/70 kilos por hectárea por año, la mitad que el maíz, pero en los últimos años el crecimiento se detuvo. En promedio, se está obteniendo el 60% del potencial de rendimiento, si se lograse alcanzar un 75/80%, que es un objetivo muy factible, el país podría pasar de producir 3,5 a 7 millones de toneladas. La gran demanda de sorgo de China, que pasó en dos años de importar 1.5% del comercio mundial al 80% con 8.5 millones de toneladas, genera la posibilidad de cerrar contratos a futuro y con un gran potencial de crecimiento. China le compra básicamente a Estados Unidos, que ha bajado su consumo para exportar y se viene quedando con poco stock. En los embarques de sorgo a China el principal problema es la presencia de sorgo de Alepo y Negro. Por lo tanto, es necesario que el sorgo con destino China sea sembrado en lotes limpios, que aseguren la ausencia de estas malezas.

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