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En los últimos años, el NEA se convirtió en una región agrícola dinámica gracias a la posibilidad de incorporar nuevas tierras dedicadas a la agricultura. De hecho, en Chaco y con una superficie de 700 mil hectáreas, desde hace más de 15 años que la soja es el principal cultivo. El INTA Las Breñas -Chaco- propone prácticas de manejo para reducir la brecha que existe entre los rindes que se obtienen y los que se podrían alcanzar. La caracterización de los ambientes sumado a esquemas de rotación y ajustes en las fechas de siembra resultan fundamentales para el manejo eficiente de los recursos. Esta información fue presentada en la jornada que organizó Aapresid junto con el INTA, el 9 de noviembre en Bandera -Santiago del Estero-. Gerardo Quintana, especialista en manejo de cultivos del INTA Las Breñas, destacó el potencial productivo de la región y puso el foco en las prácticas que se pueden implementar para maximizar los rendimientos. "Se deben priorizar aquellas que contribuyan con la acumulación de agua en el suelo, como la siembra directa y las rotaciones que incorporen maíz o sorgo, con la mirada puesta en el ambiente". Así, la caracterización del ambiente -que implica analizar el lote, tener en cuenta la fecha de siembra y el año en particular- es fundamental para maximizar la producción, porque de esto dependerán las prácticas de manejo aplicadas. "En Chaco el rinde promedio de soja no alcanza los 2.000 kilos", afirmó Quintana y aseguró que "teniendo en cuenta algunas prácticas de manejo se pueden superar los 4.000 kilos por hectárea. La disponibilidad hídrica es una de las mayores limitantes que tiene la región, por esto se enfocan en la difusión de prácticas que almacenen la mayor cantidad de agua posible en el perfil para los cultivos. "La variabilidad climática hace que el estrés por sequía se de en cualquier momento del año", expresó Quintana quien recomendó: "Otra práctica importante es diversificar la fecha de siembra y ajustar la elección de la variedad".

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