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Investigadores del INTA lograron aumentar cinco veces el nivel de ácidos grasos de omega-3 presente en huevos, mediante modificaciones en la alimentación de las gallinas. Si la gallina clueca en efecto dijo “¡Eureka!”, siguiendo a Arquímedes y a Les Luthiers, bien pudo haber sido por este nuevo hallazgo científico: con modificaciones en la dieta de las ponedoras, técnicos del INTA obtuvieron huevos con cinco veces más omega-3 (n-3), ácidos grasos poliinsaturados que son beneficiosos para los seres humanos ya que permiten reducir los riesgos vinculados a enfermedades cardiovasculares, arteriosclerosis, artritis, y otras enfermedades autoinmunes. Para lograrlo, los científicos del INTA y de diferentes universidades nacionales incorporaron n-3 en la dieta de las ponedoras, mediante materias primas de disponibilidad local: semillas y aceite de lino, colza y chía. “Existe un desbalance entre la cantidad de omega-3 y omega-6 que consumimos”, dijo la coordinadora de la investigación y técnica del INTA Concepción del Uruguay, Claudia Gallinger, quien aseguró: “Las personas ingieren alrededor de 224 huevos anuales –aproximadamente cuatro por semana– y si ellos pudieran alternar con uno de los enriquecidos, podrían incorporar un aporte extra de omega-3 a su alimentación diaria”.
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