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Nov/Dic 2013


Soja

“Se está matando a la gallina de los huevos de oro”

La soja está perdiendo fuertemente la rentabilidad en el NOA y eso no es bueno, porque empuja a los productores a salirse de la actividad, a buscar nuevos horizontes de producción. El rinde de indiferencia en lotes propios sería de 1,88 toneladas por hectárea, mientras que en lotes arrendados sería de 2.500 kilos.

Revista PRODUCCION: “Se está matando a la gallina de los huevos de oro”
Ing. Agr. Mario Devani
 
Revista PRODUCCION: “Se está matando a la gallina de los huevos de oro”
 

Hay cuatro factores que atentan contra la competitividad y rentabilidad del campo y que en la región del NOA se magnifican: la inflación, la constante intervención oficial en los mercados, el atraso cambiario con varios tipos de dólares y la elevada presión impositiva. Eso lo saben los productores, técnicos agropecuarios y es de creer que también los gobernantes y los encargados de implementar las políticas para el sector. Pero hasta aquí poco y nada se hizo para cambiar la situación y así sembrar en el NOA, poco a poco se va haciendo inviable para muchos productores.
Tanto es así que uno de los especialistas más importantes en materia de soja en la región, Mario Devani, quien está a cargo de la Sección Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de Tucumán, reconoció ante Revista PRODUCCIÓN que la soja poco a poco pierde su atractivo en Tucumán y en el Noroeste Argentino, debido a su caída en la rentabilidad. En tal sentido, junto a Daniela Pérez, de la sección Economía Agrícola de la EEAOC, elaboraron un informe en el que resaltan la difícil situación del productor de granos gruesos (soja, maíz, garbanzo) lo que en muchos casos llevó a una merma del área de producción, a disminuir gastos en tecnología, o endeudarse o “comerse” el capital para enfrentar una nueva campaña. Para el colmo, la sequía les jugó una mala pasada y muchos se quedaron con las ganas de hacer una diferencia económica con el trigo.
"La verdad es que la situación que vive el hombre de campo es inaudita, con dos años de sequía lo cual afectó severamente los perfiles del suelo. Hay zonas donde el área destinada al cultivo de soja está completamente seca. Y como prueba está que tal situación llevó a que las 200 mil hectáreas de garbanzo y trigo que se hacen en invierno, no se hicieran. Con lo cual, lo productores hoy por hoy no cuentan con ese cash inicial para afrontar la nueva campaña de soja", explicó.
En ese sentido, remarcó que los productores de Tucumán y el NOA están muy golpeados y aclaró que muchos de ellos van a empezar la campaña con créditos. "De todas maneras, me parece que la situación del productor, más allá de la sequía y las adversidades climáticas que sufren año a año, es también mala en relación al las posibles ganancias o ingresos dinerarios que recibe por la actividad. En el Norte Argentino se está perdiendo rentabilidad", aseguró.
Devani resaltó que se está perdiendo fuertemente la rentabilidad y eso no es bueno porque empuja a los productores a salirse de la actividad. A buscar nuevos caminos de producción.
"La soja pierde atractivo en Tucumán como en otras provincias del NOA porque pierde rentabilidad. Y es que por un lado no aumenta el precio del grano porque hay un dólar planchado y por ende no se pueden esperar mayores ingresos a través de un mejor precio internacional del producto. Y por otro lado, están los costos de sembrar y cosechar. Todos lo costos aumentan de manera impresionante", explicó.
En ese sentido, ejemplificó: "Si analizamos los costos de los insecticidas, vemos que los precios en sí no aumentaron tanto, pero la realidad indica que se requiere de nuevas tecnologías y productos más eficientes en estos tiempos para hacer frente a las distintas poblaciones de insectos, productos más eficientes para controlar a las plagas resistentes y más complicadas. Sólo en ese manejo, podemos decir que el costo del control comparado con una campaña de hace 4 años, sea mucho mayor. Ni qué hablar del tema de las malezas. En un manejo convencional se gasta un promedio de 30 dólares en herbicidas por hectárea y si se quiere preservar al sistema, usando pre-emergente que es como se debiera hacer, haciendo rotaciones y demás, te vas a un 100 por ciento más, y si en el campo ya hay malezas resistentes se debe gastar un 200 por ciento más para manejar el cultivo. Hoy el punto de indiferencia que utiliza el sojero para medir la rentabilidad de su campo está en los 1.900 kilos de soja por hectárea (en campo propio), y en 2.500 kilos si el campo es arrendado, teniendo en cuenta el manejo, si se fertiliza o no. Hace 3 años atrás, ese punto de indiferencia estaba en los 1.000 kilos.
Devani reconoció además que hay zonas y productores que están mal, pero hay otros que están peor, si a todo ello se le suma que la rentabilidad del maíz está también por el piso.
"La situación del productor es muy complicada y me parece que desde los niveles donde se toman decisiones deberían mirar los fletes y las retenciones en función de la zona donde se produce la soja o de la superficie de campo que se explota. La gente debería empezar a mirar y pensar en profundidad este tema porque se está matando a la Gallina de los Huevos de Oro. Si el productor no siembra, el Gobierno no recauda. Eso está claro. Y el productor se está comiendo el capital en Tucumán; muchos están vendiendo productos que acopiaron en algún momento para enfrentar de alguna manera la nueva campaña".
En el informe, Devani señala que "las actividades riesgosas, necesariamente, deben ser muy rentables, ya que las alteraciones en esta premisa quitan los estímulos para encarar un emprendimiento. La producción agrícola es una actividad de alto riesgo porque las variables que determinan el ingreso, el rinde y el precio son de control limitado para quien produce. Así, los fenómenos meteorológicos -sequías, heladas, granizo- que inciden en el rendimiento se vuelven inmanejables. En lo referente al precio, en el caso de los commodities agrícolas como la soja y el maíz, se podría ejercer algún control, y cubrir cierto nivel de riesgo trabajando en el mercado a término.
Y agrega: "Al tener un control limitado sobre precios y rindes, la rentabilidad de la soja y del maíz depende, en buena medida, del logro de un escenario de costos competitivos. Bajo esta premisa, el Noroeste Argentino es una de las zonas más complicadas, ya que por su ubicación tiene un menor ingreso potencial y un mayor costo. Hay que tener en cuenta la distancia a los puertos, en general de más 900 kilómetros".
Por otra parte, añade que los suelos en el NOA son menos estables para la soja, que las precipitaciones son cada año más irregulares y las temperaturas extremadamente altas. "Esta condición agro-climática es poco favorable y determina un menor potencial en los rindes. Sin embargo, la adopción de algunas tecnologías que permitieron reducir costos de producción estimularon durante los últimos 30 años la siembra de la oleaginosa en el NOA, a un ritmo similar al ocurrido en las zonas más competitivas del país".
"Lamentablemente -dijo-, en la última década se observa un incremento de los costos de producción, que se intensificó entre los períodos 2010/2011 y 2012/2013. Si bien hay aumentos en todos los rubros se destaca el del gasto para controlar las plagas, los insectos y las malezas. El incremento del gasto en insecticidas estuvo influenciado por el cambio en la clase de productos, más que por variaciones de los precios. La aparición de plagas como Pseudoplusia (gusano), Rhyssomatus subtilis (picudo negro) y Helicoverpa geolotopoeon (bolillera) llevaron al uso de productos específicos y más costosos como son los IGR (reguladores de crecimiento de los insectos), los neonicotinoides, las diamidas. En el caso del control de malezas en lotes sin especies con resistencia a glifosato, el incremento del gasto en la última campaña se dio por el aumento del precio del glifosato. Mientras que en lotes con malezas resistentes, los costos de control presentan una suba superior al 150 por ciento".
El técnico de la EEAOC comparó que en las dos últimas campañas el ingreso obtenido por los productores no alcanzó para compensar el incremento de costos. "Porque si bien hubo adecuados niveles de precios, la extrema sequía afectó los rindes. Así, la gran mayoría de los productores acumula dos años con márgenes negativos, a lo que hay que sumar la imposibilidad de la siembra en el invierno de 2013, debido a que no hubo recarga de humedad en el perfil del suelo, lo que complicó al productor para encarar la inversión de la nueva campaña".
"Haciendo las primeras estimaciones de costos y visualizando un escenario de condiciones que permitan el normal desarrollo del cultivo, el gasto desde el barbecho a la cosecha sería del orden de los de U$S 420 por hectárea. Al nivel de precio actual (U$S 321 por tonelada), el rinde de indiferencia en lotes propios sería de 1,88 t/ha, valor muy próximo al rinde promedio de la década en la región (2,5 t/ha), mientras que en lotes arrendados las toneladas necesarias para pagar los costos superarían este promedio histórico".
Devani reconoció que la adopción de tecnología por parte de los productores fue lo que permitió bajar costos y sostener la competitividad de la soja en el norte. "Una de estas tecnologías es la rotación con maíz, elemento clave, ya que la cobertura que genera permite un uso más eficiente del agua y disminuye la incidencia de plagas. Pero adoptar tecnología requiere disponer de márgenes que permitan invertir. En estos dos últimos años, el maíz ha sido tan golpeado como la soja. Además, al ser un cultivo más riesgoso para los productores, al nivel de precios y costos de hoy, se necesita un rinde superior a 4,6 t/ha para cubrir costos en tierra propia, y por lo menos 6,0 t/ha en tierras arrendadas, por lo que su siembra también se ve comprometida.
El lanzamiento de la tecnología BT para soja se presenta como una alternativa, porque facilita el manejo y por la reducción del gasto en el control de orugas. Pero en el norte, hay campos con una fuerte presencia del picudo negro, que no está en el resto del país, por lo que en estas fincas se realizarán entre cuatro y seis aplicaciones de insecticidas".
Para ser más claro, explicó que el análisis realizado incluyó la carga impositiva lo que es otro punto en contra por lo elevada. "A los costos y precios actuales, considerando que llueva normalmente y alcance el rinde promedio de la década, el margen de los productores sería muy reducido. Teniendo en cuenta un valor de 95 U$S/ha de gasto en administración y estructura, y con el actual valor del flete, el margen bruto estaría en el orden de los 170 U$S/ha en tierra propia. Con valores de arriendo de 180 U$S/ha, el margen sería negativo. Al descontar impuestos, siendo Ganancias uno de los más relevantes, el margen se reduce en un 45%. Sin embargo, muchos productores sojeros están presos de su patrimonio y de sus deudas, por lo que deben permanecer en la actividad pese a los bajos márgenes de ganancia y a los altos riesgos.

Seca y falta de políticas
Desde la Sociedad Rural de Tucumán, también se refirieron a la difícil situación de los productores sojeros por lo que volvieron a insistir en la necesidad de contar con un flete diferencial para las provincias del NOA.
El presidente de la SRT, Sebastián Robles Terán, remarcó que "la Argentina está llamada a ser una de las principales productoras de alimentos para un mundo cada vez más necesitado de ellos. Pero vemos que no hay de parte del Estado una preocupación por llevar adelante una política agropecuaria de largo plazo, que permita desarrollar toda la potencialidad productiva del país".
Y remató: "La acción del Gobierno se reduce a una constante persecución al sector, a una permanente elaboración de medidas que solamente logran trabarnos, desalentarnos y producir cada vez menos".
En ese sentido, el ruralista dijo que la falta de políticas para el campo, sumado a la sequía, el sojero tuvo que lidiar con dos obstáculos, que no permitieron elevar los rindes y mejorar la rentabilidad. "Tucumán y el NOA vienen de soportar la sequía más importante de los últimos 50 años. Solo en cereales y oleaginosas en los últimos dos años Tucumán resignó aproximadamente 1.300 millones de ingresos de pesos".

Revista PRODUCCION: “Se está matando a la gallina de los huevos de oro”
 
Por Fabián Seidán

Portada de la Edición correspondiente a esta nota Esta nota fue publicada en las páginas Nº 26, 27 y 28 de la edición digital de la revista de Noviembre / Diciembre 2013.
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