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Nov/Dic 2009


Maíz

¿Por qué maíz?

Campaña 2009/2010

El sistema productivo agropecuario argentino requiere una rápida evolución hacia la sustentabilidad con un fuerte compromiso social empresarial que priorice la conservación de la capacidad productiva de los suelos, la gestión ambiental, el aumento de la producción, la calidad de los productos y el agregado de valor a los granos en origen para favorecer el desarrollo territorial con equidad.
Dejar pasar el tiempo analizando delineadamente a quien corresponde generar el cambio y seguir incrementando el área de soja a razón de 1,5 M/ha por año y exportar más del 80% de la producción granaria como commodities (fundamentalmente granos y aceite y harina de soja), no parece el camino más conveniente para el futuro de nuestro país.
Llegó el momento de que todos los argentinos pensemos: ¿Qué podemos hacer para ayudar a mejorar esta realidad? Seguramente será un proyecto de país agropecuario con un fuerte crecimiento hacia el aumento de la producción con balance de nutrientes y carbono del suelo al menos neutro, con una legislación de los contratos de alquileres de campos que permita planificar una secuencia de cultivo razonable y sustentable a mediano plazo (no menos de 5 años).
Donde los que produzcan los granos tengan compromiso social con la región en dónde desarrollan sus actividades productivas volcando los excedentes económicos en la zona aportando a nuevos emprendimientos productivos de generación de agregado de valor a las materias primas agropecuarias y de esta forma aportando al desarrollo local.
Generación de emprendimientos con capitales y actores locales, donde los granos (Maíz, Sorgo, Soja) se transformen en alimentos balanceados para producciones específicas, donde florezcan los emprendimientos asociativos con escala y buena tecnología para transformar esos granos de calidad en más carne de cerdo, carne bobina, leche, pollo (huevo y carne) en la región y también localmente generar las plantas o industrias de alimentos (frigoríficos, industrias lácteas, etc.), provocando un sinergismo exponencial de demanda laboral capacitada en estos procesos para que los desocupados de las grandes ciudades vuelvan al interior con apoyo desde el estado en infraestructuras que eleven el nivel de vida de los productores, empleados y la comunidad en su conjunto.
Sin lugar a dudas todo esto, a nivel de las distintas regiones productivas de nuestro país, generará nuevas capacidades y nuevas habilidades que deberán desarrollar las comunidades del interior.
De esta manera los pueblos del interior volverán a crecer demográficamente, los intendentes no tendrán que preocuparse por el asistencialismo social, sino de cómo llevar adelante proyectos de radicación industrial y agroalimentarios, ya que la gente ocupada pagará impuestos que luego se volcarán en obras de infraestructura para las localidades.
El valor agregado a la producción primaria generado en origen es una herramienta muy poderosa de desarrollo local, la mejor herramienta contra la indigencia es la creación de puestos de trabajo genuinos.
Será también estratégico que los empresarios agropecuarios inviertan en nuevos emprendimientos con desgravación impositiva por cada empleo que genere el nuevo enfoque agroalimentario y también será estratégico que las leyes laborales se direccionen a facilitar la generación de nuevos empleos con seguridad laboral donde tanto el empleado como el empleador se sientan contenidos y protegidos.

¿Por qué Maíz?
Porque Argentina con la soja se ha transformado en un país productor y exportador de proteínas, "excedentario en proteínas", la proteína de soja hoy exportada con muy poco o nulo valor agregado constituye una excelente oportunidad para el desarrollo.
Cuando todo el mundo se desespera por adquirir proteínas de calidad, Argentina la exporta como harina, expeller y aceite crudo a precio de commodity, es como producir oro y exportar el 100% como piedra dorada.
Para ser eficiente en la transformación de la proteína vegetal en proteína animal hace falta formular raciones balanceadas y allí aparece la necesidad de la energía (almidón) que posee el maíz y el sorgo granífero.
Energía (Maíz y Sorgo) y proteína (Soja) con calidad y en cantidad y un plan nacional de sustitución de carne bovina en la dieta de los argentinos por carne porcina y aviar nos llevaría en el corto plazo a tener un excedente importante de carne bovina, aviar y porcina para exportar, esto es utilizando el mismo volumen de granos que compone una ración balanceada. En su defecto tendríamos un "remanente" de granos que se podrían volcar a otro tipo de industria. Esto se explica porque con la cantidad de ración balanceada que hace falta para producir 1 Kg de carne bovina se producen, aproximadamente, 2 Kg de carne de cerdo y 4 Kg de carne de pollo.
Un consumo de carne bovina de 70 a 50 Kg/per cápita por año, permitirá exportar en poco tiempo más de 1,3 M/TN de carne bovina de calidad con un valor e ingreso muy importante para el desarrollo del sector.
Argentina puede en poco tiempo ser estratégicamente un país exportador de carne bovina de altísima calidad, leche y quesos, carne aviar, huevo (líquido y en polvo), carne, porcina y chacinados. Para ello es necesario un plan estratégico profundo que oriente la producción primaria hacia la implantación de más maíz, más sorgo granífero y forrajero.
Aprovechar el agua dulce de los ríos que hoy entregan inexplicablemente sus aguas al mar (Paraná, Colorado, etc.), aprovechamiento del agua subterránea para riego suplementario, que hoy solo se utiliza para cultivos intensivos fruti/hortícolas.
Argentina tiene potencial intelectual, tiene capacidad operativa, tiene 32 M/ha de tierra fértil para 40 M/habitantes, tiene temperatura radiación, y un régimen de lluvias envidiables por el mundo entero, tiene todo, lo que está claro es que en los últimos 30 años los argentinos no tuvimos la claridad para trabajar en equipo, con mentalidad y compromiso social empresarial. Debemos transformar a la Argentina en un país irresistible para invertir y en muy poco tiempo transformaremos este país rico pero hasta ahora primario en su producción, en un país que produzca y exporte alimentos de calidad con alto valor agregado.
Si tenemos en cuenta las previsiones de área de siembra para la presente campaña, la soja representa el 69% de los cultivos tradicionales con 19.5 M de has, el maíz al igual que el girasol tienen el 7% con 2 M de has cada uno, el trigo 14% con 4 M de has y el sorgo tan solo el 2.9% con 0.8 M de has.
Argentina debe recuperar el equilibrio productivo: más cultivos energéticos (necesarios entre otras cosas para la formulación de raciones balanceadas) y más cultivos capturantes de carbono y estructurantes de suelo (hacen a la sustentabilidad de los sistemas productivos), para ello necesita en los próximos 3 años duplicar el área de siembra de sorgo granífero y llevar a 5 M/has el área de Maíz y recuperar el área de siembra de trigo. Todo se puede lograr sin sacrificios en lo más mínimo de la producción de soja.
Los antecedentes de los ensayos del INTA en secano indican que la soja en un promedio de 10 años produce 600 Kg/ha más sobre Maíz que sobre soja y 250 Kg/ha en el segundo año de soja sobre Maíz, por lo tanto aumentar el área de siembra de Maíz y Sorgo en 3,8 M/ha, indicaría que la soja sembrada en rotación sobre Maíz y Sorgo pueden incrementar la producción, o sea que se aumentaría la producción de soja en 2,28 M/tn en el primer año de rotación y 0,95 M/tn en el segundo año, es decir que con un promedio de rendimiento nacional de soja de 2.700 Kg/ha se puede reducir 1,19 M/ha de soja sin afectar la producción potencial de soja.
Claro está que con esta propuesta se mejoraría mucho el balance de carbono del suelo, la capacidad biológica del suelo en Siembra Directa por la rotación de raíces estructurantes de suelo del maíz, sorgo y trigo además de los beneficios por la rotación de herbicidas para reducir el surgimiento de malezas tolerantes al glifosato.
La producción de grano de Maíz y Sorgo duplica y triplica los Kg/ha de soja, pero también duplica y triplica la producción de biomasa y carbono para el suelo. El negocio de la producción de proteína de soja es muy importante para la Argentina por eso se debe cuidar su sustentabilidad.
La soja es una planta muy eficiente para producir proteína/ha ya que produce 6,5 Kg/ha de grano por mm de agua útil utilizada (40% de proteína en grano).
El nitrógeno lo extrae casi en su totalidad del aire a través de bacterias fijadoras, solo se debe agregar fósforo y azufre para lograr un buen rendimiento, a un valor de los 354 U$S/Tn la Soja produce 2,3 U$S/mm.
El maíz con un mm produce 17 Kg/ha y vale 134 U$S/Tn o sea que el mm de agua útil produce 2,27 U$S/mm, casi igual.
La diferencia estaría en que el maíz requiere 20 unidades Nitrógeno elemento para producir una tonelada de grano/ha. Y el Nitrógeno está asociado al precio del petróleo.
El costo de semilla de maíz por ha es más elevado que el de soja y también los costos de cosecha/ha, pero en el cálculo económico del Maíz se debe añadir el mayor rendimiento de la soja sobre el maíz.
Como el grano del Maíz presenta un bajo precio (la tonelada vale 2,6 veces menos), el grano de maíz debe ser transformado en su totalidad en producto balanceado y luego en proteína animal en origen a no más de 80 Km de donde se produce y fundamentalmente con la participación del productor en este negocio.
Argentina en 2015 debe cambiar su matriz exportadora hoy basada en commodities para pasar a productos elaborados de alto valor agregado gran parte de ellos proteína animal con etiqueta, trazabilidad y denominación de origen realizado localmente con participación directa en el negocio de los productores primarios, en forma asociativa para hacerlo con escala competitiva.
Claro está que las localidades que más se alejen del puerto de Rosario serán las más beneficiadas por la reducción del costo de la materia prima (grano de soja, maíz y sorgo) al evitar el largo recorrido al puerto, además al industrializar en origen tendrán menos fletes del alimento animal para la posterior transformación. Para lograr esta transformación hace falta más maíz y sorgo en la secuencia de cultivo, no perdamos la campaña, tomemos decisiones ahora.
Todo esto generará un cambio del sistema productivo de carne, leche, cerdo y pollo con una fuerte intensificación, concentración y crecimiento de escala que traerá la necesidad de un manejo de los efluentes con buen aprovechamiento energético (biogás) y como fertilizante orgánico devuelto al suelo con buena gestión ambiental.
Los sistemas productivos de cerdo serán intensificados al máximo con producciones de más de 2.800 Kg/carne/año/por madre.
La tecnología de producciones de pollo y huevos están a punto de alcanzar competitividad global solo hace falta más inversiones y mayor integración vertical.
Los sistemas de producción bobina tendrán una fuerte reestructuración hacia la estabulación con corrales, con sombras, confort animal, dietas balanceadas y buen manejo de los efluentes.

Por Ing. Agr. M.Sc. Mario Bragachini (*)
Ing. Agr. José María Méndez (**)
(*) Coordinador de la Red del Proyecto Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas. Coordinador del Proyecto Específico Eficiencia de Cosecha. INTA EEA Manfredi
(**) Proyecto Agroindustria en Origen. INTA Totoras

Esta nota fue publicada en las páginas Nº 40 y 41 de la edición digital de la revista de Noviembre / Diciembre 2009.







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