Los ingenios azucareros apagaron sus calderas, cerraron sus canchones y dejaron de recibir caña de azúcar proveniente de los cañaverales. La actividad productiva se detuvo no en todos los campos, porque en algunos estamos alistados para fertilizarlos y alistarse para el Zafra 2023.
Desde Revista Producción dialogamos con Marcelo Fernández, productor del Este de Tucumán, quien a la vez es Director del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (IPAAT). Repasamos cuáles fueron las principales características que tuvo la Zafra 2022 y las proyecciones, aún tempranas, para el período que se viene.
Esta campaña mostró la incidencia climática con poca disponibilidad de agua que repercutió generando un menor volumen de caña y de producción de azúcar. ¿El comienzo ya presagiaba complicaciones por el clima?
Con respecto al pronóstico para la zafra 2022, se esperaba una merma más acentuada de la producción debido a la sequía del año pasado, pero gracias a los buenos rendimientos fabriles se redujo sólo a un 10% menos.
¿Las variedades de caña existentes permiten enfrentar la sequía con impactos no tan negativos? ¿Falta un mayor desarrollo de esa genética?
Las variedades de cañas existentes y las nuevas son muy buenas en el aspecto de producción, tanto cultural o sea en kilos, como así también en rendimiento fabril. Pero todavía no disponemos de variedades resistentes o tolerantes a sequía. Es un tema que la EEAOC (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán) debería tomarlo como otro proyecto y poner manos a la obra para pronto disponer de esos tipos de variedades.
¿La ausencia de heladas ayudó a tener un mejor rendimiento fabril?
Gracias a Dios, la ausencia de heladas favoreció mucho la recuperación de lo perdido en kilos de caña por la sequía. De lo contrario, la merma en producción hubiese sido mayor (30 % menos aproximadamente).
Los altos costos de los insumos, repuestos y fertilizantes, ¿cómo impactaron en la campaña? ¿El productor tuvo que restringir aplicaciones en el cultivo?
La inflación es un flagelo del que ninguna actividad se salva. El año pasado, muchos cañaverales no se fertilizaron correctamente por falta de rentabilidad para hacerlo, debido al bajo precio que tenía el azúcar y los altos costos de fertilizantes y agroquímicos.
El precio, ¿cómo comenzó el año y cómo terminó?
El precio del azúcar comenzó mal, en valores de $3.400 IVA incluido la bolsa. Y gracias a Dios, en plena zafra (algo atípico para la actividad), subió a valores de $6.000 la bolsa. ¿Esto alcanza? No, pero sirve para poder continuar en la actividad y para ver si se puede tener una mejor zafra 2023, tanto en producción como en precios.
Los altos costos, en ascenso permanente, ¿ponen en riesgo el desarrollo de una zafra ordenada? ¿El productor tiene elementos para enfrentar estos problemas?
Yo diría que, salvo por el clima que no viene ayudando, deberíamos tener una zafra 2023 normal. Al tener un precio de azúcar razonable, todos los cañeros están abonando (fertilizando) como corresponde y haciendo todas las labores culturales, para que si el clima ayuda podamos aspirar a tener una buena producción en 2023.