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 Economía
Regresar al Sumario Marzo / Abril 2014

La coyuntura internacional

Economía y agroempresa: perspectivas y potencialidades

La coyuntura internacional es compleja y dinámica. China es uno de los actores más importantes por sus dimensiones y sobre todo, por su comportamiento estratégico.

Revista PRODUCCION: La coyuntura internacional
Juan Lozano
 

Sus políticas, desde hace ya varios años, están dirigidas a explotar el potencial de sus mercados y su enorme capacidad económica. Con más de 1300 millones de habitantes, posee la reserva en divisas más grande del planeta -U$S3,82 billones- y es, desde hace algunos años, el mayor tenedor de bonos norteamericanos, hecho que lo convierte en un actor fundamental a la hora de trazar las decisiones de política económica a nivel global.
Sin dudas, la espada de Damocles que pesa sobre su destino mediato es el alto crecimiento demográfico de los últimos lustros, que ha llevado a sus autoridades a tomar férreas decisiones al respecto. Este será el tópico más importante a resolver puesto que, sumado al gradual y lento incremento en el nivel de vida de los chinos, cada año pasan a formar parte de la llamada “clase media” alrededor de 40 millones de personas. Esto genera una presión excesiva sobre los medios de producción de alimentos y energía sin haber llegado al pico más alto de demanda. El desarrollo tecnológico es el recurso que más prevaleció a la hora de promover tasas de crecimiento real superiores al 8% en, por lo menos, las dos últimas décadas. Con estas cifras, el PBI se duplica en, aproximadamente 10 años lo que es, a todas luces, un ritmo demasiado acelerado de crecimiento. Cualquier organismo vivo que incremente su especie a dicha tasa sería considerado una plaga desmesuradamente prolífica (y peligrosa para el resto de las especies).
El tipo de cambio atrasado y la alta tasa de productividad de su mano de obra lo hacen un país ideal para la producción de grandes volúmenes de artículos tecnológicos (bienes intermedios y terminados). La explosión de consumo ha generado la sospecha de que existe una verdadera “burbuja inmobiliaria”, producto de las solapadas noticias que se han conocido acerca de inmensas ciudades construidas recientemente y que aún se encuentran vacías. A esto habría que sumarle la presencia de otro gigante como la India que está teniendo tasas de crecimiento, por momentos, más sólidas que las de China. Cabe preguntarse entonces ¿quiénes van a proveer de alimentos a estos dos gigantes que todavía no tocaron su “techo” de crecimiento? Los precios agrícolas ¿seguirán en alza? ¿Hasta cuándo?... ¿Existe el largo plazo? En un lapso no superior a 15 años, las discusiones acerca del crecimiento económico, seguramente pasarán por temas que hoy no son suficientemente considerados como tales. El agua, los biocombustibles y los agroalimentos serán los futuros bienes estratégicos y la duda que se cierne sobre la economía es acerca de la complementariedad o competencia que se producirá por los factores productivos: alimentos o energía ¿a qué se destinará la producción agrícola del futuro? ¿Qué rol jugarán los gobiernos en este aspecto? ¿Habrá mayor intervención al respecto?

La Coyuntura Nacional
La situación actual es ciertamente compleja y está plagada de matices contradictorios. La reservas del BCRA, después de superar los U$S 50.000 millones en junio de 2011, hoy se sitúan en los U$S 27.700 millones. Esto, pese al cepo al dólar y a las últimas medidas que, de alguna manera vinieron a darle oxígeno a la presión sobre el tipo de cambio (TC) pero que no resuelven la problemática existente. Las reservas son la última herramienta con la que cuenta el BCRA para respaldar la moneda y su nivel es un buen parámetro de la solvencia que el organismo tiene para intervenir en los mercados. El dólar es, culturalmente en nuestro país, mucho más que la moneda de intercambio comercial con el resto del mundo, es el refugio de la gran mayoría de quienes buscan un resguardo ante el incierto marco que se cierne sobre nuestro futuro económico. El “mercado” del dólar es muy indómito y sus expectativas deben ser celosamente resguardadas. Las decisiones que inyectan incertidumbre al respecto terminan generando desconfianza y pueden promover situaciones de corrida contra el peso como sucedió a fines de enero. Otro tema que genera mucha discusión es la inflación. El aumento en el nivel general de precios es una medida que cuando se desborda genera mayor especulación financiera y, sobre todo, promueve un horizonte más difuso. Ese es, quizás, el mayor de los problemas. Es la lógica del comportamiento económico, no la avaricia desenfrenada la que promueve estrategias de cobertura tendientes a incrementar los precios. Todo, apuntalado por una política monetaria ampliamente expansiva que “fogoneó” la inflación hasta enero, cuando se comenzó a esterilizar la Base Monetaria de manera muy acentuada. El otro tópico mas discutido últimamente es la devaluación y sus efectos sobre la producción agropecuaria. ¿Remedio o placebo? ¿Es una solución al “problema agropecuario”? La devaluación ¿le dio oxígeno al sector o promovió un arrastre de precios mayor en los insumos? El TC se disparó entre el 15% y el 20% en un mes pero los precios de los productos agropecuarios que se exportan siguen fuertemente gravados por las retenciones. Éste es el tema a discutir y no el valor del dólar, por que cualquier devaluación, planificada o improvisada, impactará, seguramente más en los costos que en los ingresos de los productores agropecuarios, además de “derramarse” por el resto de la economía. Lo que distorsiona fuertemente la competitividad del sector es el sistema tributario, no sólo el atraso cambiario. Las retenciones nacieron para equiparar los precios internacionales, relativamente altos, con los precios domésticos para resguardar la “mesa de los argentinos”, pero es una estructura muy distorsiva que se ha vuelto una herramienta de financiación permanente.
Es necesario comprender el capitalismo y sus incentivos y trabajar sobre eso. Ha pasado el siglo de los Estados con fuerte presencia a través de la intervención de los mercados. Es necesario generar mecanismos de regulación eficientes y no pensar que los precios que no se comportan como es necesario deben ser intervenidos por el Estado, por que lo que el mercado no ajusta por precio lo ajusta por cantidad y porque no es natural que “retoquen” los precios según necesidades parciales. Hay que repensar qué clase de Estado queremos y cómo, a partir de las condiciones que se están consolidando en el “nuevo mundo capitalista”, Argentina va a explotar su condición de futuro proveedor de bienes estratégicos. ¿Queremos al Estado como socio no deseado del sector agroalimentario? Existe, sin dudas, un Nuevo Paradigma de crecimiento económico. Y debe ser sostenible.

Revista PRODUCCION: La coyuntura internacional
 
Fuente: Síntesis de la presentación realizada en Expoagro por Juan Lozano

Portada de la Edición correspondiente a esta nota Esta nota fue publicada en las páginas Nº 58 y 59 de la edición digital de la revista de Marzo / Abril 2014.
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