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Mar/Abr 2008


Nutrición

Forrajes conservados

Revista PRODUCCION: Forrajes conservados
 

Argentina, al igual que el resto del mundo, está viviendo cambios de paradigmas en lo referente al uso de la tierra, lo que obliga a los usuarios de ese recurso a ser cada día mas eficientes elevando los niveles productivos, con un sistema de explotación que cuide y hasta recupere la capacidad de producción de la tierra en todas las latitudes del país.
Los repentinos cambios de la rentabilidad agrícola y la re-localización de los rodeos bovinos obligan más que nunca a un nuevo planteo de la ganadería, en donde la eficiencia de producción por hectárea tiene que ser el modelo donde los productores ganaderos se miren diariamente para saber realmente si están en el camino correcto.
Sabiendo que en el presente los modelos económicos no pueden evitar la incorporación de la tierra para analizar la rentabilidad de la empresa, ya no servirían las producciones individuales como parámetros productivos, siendo la tierra el capital más preciado, con la obligación de buscar la rentabilidad o productividad sobre la superficie utilizada.
Este factor no significa que inevitablemente vayamos hacia modelos estabulados (aunque no se los debe descartar sobre todo en lo referente a la producción de leche), sino que debemos ser los protagonistas de una ganadería responsable y eficiente, en donde los altos índices de producción por ha (y no los individuales por vaca), ayuden a aumentar las cargas animales de los campos, y los índices de rentabilidad de las empresas pecuarias.
Bajo este modelo es donde toma especial protagonismo la conservación de forrajes de alta calidad dándole mayor plasticidad, seguridad, y eficiencia a cualquier sistema de producción pecuaria que se pueda plantear en el país.
Pero cuando se comparan los índices de productividad de kg/ha de carne, kg/ha de leche, Argentina está muy relegada comparativamente. Muchos son los errores que justifican esos bajos índices, pero la ineficiencia de la alimentación es quizás la más importante tranqueras adentro. También la baja producción promedio de MS/ha y la ineficiencia de cosecha del pasto, como así también la mala calidad de forraje conservado serían los factores más gruesos a corregir en Argentina.
La corrección de la "eficiencia de cosecha" de forrajes es una de las llaves que nos permitirá salir de un sistema que no ofrece la rentabilidad deseada sobre la tierra ocupada por la ganadería, haciendo mucho más eficiente el conjunto agrícola ganadero de nuestro país.
Además es de destacar que una eficiente cosecha de forraje, permitirá a los campos mixtos elevar su rentabilidad total, mas aún cuando éstos tienen el paquete tecnológico de la agricultura ajustado, para facilitar una correcta implantación de cultivos que puedan destinarse a la conservación de forrajes, sea en forma de heno (verdeos, sorgos forrajeros) o silajes (sorgo, cebada), a los fines de concentrar cargas y amortizar mas eficientemente el recurso.
No debemos olvidar además que la gran mayoría de la reposición de las invernadas del país, están siendo provistas por establecimientos ubicados en zonas subtropicales (mal denominadas marginales), en donde el ordenamiento y la sistematización de todos los recursos es fundamental.
Uno de los factores fundamentales para alcanzar altos índices de preñez es la correcta alimentación previa al período de servicio de los rodeos de cría, y los forrajes conservados juegan un papel fundamental en este aspecto.
Hoy todos los campos sin importar su latitud están valorizados, y llegará el momento en que esa tierra tampoco será amortizable si no se elevan los índices productivos (terneros producidos y destetados por ha/año), por lo que es fundamental trabajar sobre la correcta planificación y alimentación de los rodeos de cría, que proveerán la reposición de la invernada, para que en el futuro puedan seguir llegando los cortes de carne a la mesa de todos los argentinos.

En Argentina se hace poco forraje conservado de buena calidad
Como parámetros de evaluación de la calidad de heno de alfalfa, y adopción de tecnología basta mencionar que Argentina es uno de los países de menor venta de cortadoras, de discos con acondicionador de Latinoamérica.
Cortar la alfalfa con desmalezadoras es sinónimo de pérdidas de hojas (bajando el porcentaje de proteína y elevando el nivel de fibra), además de una reducción de la persistencia de las pasturas, lo que eleva el costo de amortización de todo el recurso forrajero, con baja eficiencia en el uso de la tierra.
Lo mismo ocurre en la confección de silajes donde, si bien tecnológicamente hoy existen máquinas picadoras autopropulsadas con alta tecnología, el maíz medio picado no tiene la tecnología y el rendimiento deseado en grano resultando caro e ineficiente el sistema.
Según encuestas el promedio de rendimiento de los silajes de los tamberos de Santa Fe y Córdoba, están en el orden de 8.000 a 9.000 kg de MS/ha. En cambio, en los planteos netamente agrícolas se están produciendo 16.000 kg/MS/ha (y el doble de kg/ha de grano), 76,6 q/ha es el promedio nacional. O sea que frente a los nuevos paradigmas de tierra de alto valor, los ganaderos deben transformarse en agricultores eficientes aplicando tecnologías equivalentes a las utilizadas por éstos (maximizar la producción de MS/ha, paralelamente mejorar la calidad del forraje conservado y aumentar la eficiencia de cosecha del pasto con altas cargas y buenos sistemas de pastoreo).

La planificación será el éxito
Todos sabemos que la ganadería es un sistema de mediano y largo plazo, que los cambios y las mejoras no se ven en el día a día, pero que si son alcanzables y de hecho existe una minoría en el país que ha venido adoptando tecnología y mejorando sus índices productivos independientemente de los vaivenes de las situaciones coyunturales.
Una de las palabras claves es éxito, debido a que si bien un ternero tarda casi tres años para ponerse en producción, lo mismo podríamos decir de los forrajes conservados.
La correcta elección de los lotes, la preparación de los mismos, el control eficiente de malezas y plagas, la elección de variedades probadas, la fertilización adecuada que en los sistemas forrajeros actuales está prácticamente ausente, la correcta confección de los diferentes tipos de forrajes conservados y su uso eficiente evitando los desperdicios que aumentan los costos de implementación, van a ser la llave que abra las puertas a una nueva realidad de la ganadería argentina. Cuando un animal sin importar su destino esté en producción, el forraje que deba comer estará listo para que la genética (que no falta en nuestros rodeos) pueda expresar todo su potencial para alcanzar el objetivo planteado de elevar no solo las producciones individuales sino la productividad de las has ocupadas, por los rodeos de nuestro país.

Reflexión final
La agricultura en Argentina tecnológicamente seguirá creciendo a buen ritmo, mientras que en ganadería bovina son muy pocos los que se arriesgan a realizar análisis prospectivos con aumento significativo de producción.
Los sistemas productivos ganaderos de Argentina, por varios factores tranquera adentro y tranquera afuera no resultan competitivos frente a los sistemas productivos agrícolas predominantes y eso debería corregirse en el corto plazo.
Sólo con la intervención de todos se encontrará la solución, técnicos referentes, productores, industriales, proveedores (abastecedores del mercado interno), exportadores, gobiernos municipales, provinciales y nacional en una mesa, con el mismo objetivo; recuperar la competitividad de la ganadería bovina frente a una agricultura cada día más eficiente y donde la solución no pase por nivelar para abajo, sino tomando una postura de autocrítica, de cambio evolutivo, de análisis de inversión, de compromisos de aumento de productividad y calidad desde la producción de alimentos hasta las góndolas del mundo.
Los nuevos paradigmas inducen cambios y adaptaciones, y para ello se debe estar preparado. Para producir carne y/o leche se requieren alimentos que provienen en el 100% de las casos de una hectárea de campo. La realidad indica que el recurso tierra aumentó en los últimos 5 años en más del doble su valor en dólares, por lo tanto parece lógico que la ganadería de carne y leche debe evolucionar verticalmente haciendo más eficiente el recurso tierra, escaso y sobredemandado por la agricultura.

Por Ings. Agrs. M.Sc. Mario Bragachini y Pablo Cattani, INTA PRECOP II



Esta nota fue publicada en las páginas Nº 58 y 59 de la edición digital de la revista de Marzo / Abril 2008.







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