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Ene/Feb 2008


Economía

La inversión pública es menor que las retenciones

Entrevista: Osvaldo Giordano

Los distintos sectores que componen las actividades rurales comenzaron a invertir en sus tierras, incorporar tecnología, genética y aumentar sus producciones.

Revista PRODUCCION: La inversión pública es menor que las retenciones
Osvaldo Giordano
 

Para el campo existe un antes y un después de la devaluación, ya que al salir del uno a uno (dólar-peso) aumentó la rentabilidad de todas la producciones agrícolas. Así, los distintos sectores que componen las actividades rurales comenzaron a invertir en sus tierras, incorporando tecnología, genética para aumentar sus producciones. Todo ello, acompañado por el nuevo tipo de cambio y precios altos de los commodities, ubicaron al campo en uno de los mejores niveles de rentabilidad de la historia.
En ese contexto, el Gobierno vio en el sector agropecuario a la "gallina de los huevos de oro" y de ahí es que decidiera meter la mano en el bolsillo del productor a través de las retenciones que tienen dos destinos: las cuentas generales del Estado y promover la rentabilidad de otras producciones.
Para los hombres de campo, las retenciones van más allá de "estos objetivos" del Gobierno y sostienen que la suba de las alícuotas tienen como fin principal equilibrar el altísimo gasto público del Estado.
Sea cual fuera, los economistas de todo el país reconocen que el aumento de las retenciones es una medida retrógrada que atenta no sólo con la posibilidad de reinversión en las unidades productivas sino que al mismo tiempo afecta la seguridad jurídica. Para el presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino, Osvaldo Giordano, la medida va más lejos y asegura que se trata de una cuestión de "mala calidad de las instituciones fiscales".
Así se refirió en una entrevista realizada con PRODUCCIóN:

¿Cómo analiza el tema de las subas en las retenciones a las exportaciones agrícolas?
Creo que las controversias generadas a partir del aumento de las retenciones a las exportaciones de granos diluye la buena noticia de que los mercados internacionales siguen favoreciendo a la Argentina. Aquí el problema de fondo es la mala calidad de las instituciones fiscales. Por eso pienso que con algunos ajustes puntuales sobre el Presupuesto 2008 se podrían evitar los efectos más negativos de las retenciones y dar un primer paso hacia la demorada modernización de las instituciones fiscales.

¿Cómo es eso?
El aumento en los precios internacionales de los productos agropecuarios implica que con el mismo esfuerzo productivo, el país obtiene mayores ingresos para su economía. Para que este beneficio sea plenamente aprovechado y distribuido con razonables niveles de equidad, se requiere contar con buenas instituciones fiscales. Con un adecuado funcionamiento del impuesto a las ganancias se podría captar parte de los frutos de la bonanza internacional para socializarlos regionalmente con la coparticipación federal e invertir en infraestructura regional. Además, permitiría generar los recursos necesarios para compensar, a través de la política social, a las familias más pobres por los altos precios de los alimentos.

La debilidad fiscal ¿lleva a incrementar los impuestos o crear otros nuevos?
Claro; porque frente a la debilidad que caracteriza a las instituciones fiscales de nuestro país, se apela como sustituto imperfecto a las retenciones a las exportaciones. Por ejemplo, el proyecto de presupuesto 2008 da algunos indicios de las consecuencias de esta estrategia: sin considerar el último aumento, en el proyecto de presupuesto 2008 se espera recaudar 24 mil millones de pesos por retenciones. En infraestructura económica y social se invertirán 15 mil millones. Otro dato es que las 4 jurisdicciones más desarrolladas del país como Ciudad de Buenos Aires, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, absorberán el 39% de esta inversión aunque representan el 10% de la población total.

Los datos son elocuentes
Muestran que la recaudación por retenciones a las exportaciones es mucho mayor que la que se planea destinar al desarrollo de infraestructura regional. Además, como las retenciones no son coparticipables, el manejo discrecional de los proyectos de inversión pública posterga a las provincias más rezagadas al concentrar relativamente más inversión pública en las provincias más ricas del país. Con estos criterios, los buenos precios internacionales terminan operando como un factor que profundiza las brechas regionales.

¿Cómo califica entonces a las retenciones?
Digo que son un instrumento muy rudimentario para socializar parte del aumento de la rentabilidad del sector agropecuario. En primer lugar, porque constituyen un fuerte desaliento a la producción agropecuaria. Distorsionar las señales de precios y generar incertidumbre manejando discrecionalmente las alícuotas, induce a los productores a no aprovechar plenamente la bonanza del comercio internacional.

¿Sirven como herramienta redistributiva?
No, porque tienen muchas "filtraciones". Los bajos precios que producen las retenciones son subsidios implícitos que son apropiados en gran parte por los hogares de ingresos medios y altos, dado que, en términos absolutos, estos hogares gastan más en alimentos que los hogares pobres. Una redistribución efectiva a favor de las familias más humildes no se logra distorsionando precios, sino con transferencias monetarias focalizadas.
Esta es otra evidencia de la visible necesidad de modernizar las instituciones fiscales.

No debe ser fácil transformar las instituciones fiscales
Obviamente que no se puede desconocer que una transformación de estas características está supeditada a procesos políticos lentos y complejos. Pero con algunos cambios puntuales en el Presupuesto 2008 se podría marcar un cambio de orientación para que el buen contexto internacional se traduzca en progreso. Una regla simple y eficaz sería establecer que todo el excedente de recaudación sobre las proyecciones contempladas en el Presupuesto 2008 sea canalizado a un Fondo de Desarrollo de Infraestructura. Este fondo sería destinado a financiar proyectos de inversión, adicionales a los aprobados en el Presupuesto, bajo una regla transparente de asignación geográfica y de aplicación automática. Los criterios deberían prever que las regiones más postergadas reciban proporcionalmente más inversión y que cada provincia participe en la definición de los proyectos a ejecutar.

Una regla de este tipo sería un paso importante.
No sustituye la transformación de fondo que las instituciones fiscales necesitan, pero constituiría un cambio saludable. Además, contribuiría a que el excelente contexto internacional no se convierta en motivo de polémicas, confrontaciones y agravamiento de las inequidades, sino en una oportunidad para avanzar en la construcción de un país social y geográficamente más equilibrado.

En primer lugar, las retenciones fortalecieron los ingresos fiscales en forma considerable. En segundo lugar, la aplicación de estas retenciones modificó la estructura de precios relativos interna, abaratando los productos afectados por las retenciones y determinando una reducción en el ingreso de los productores.
"Estoy en contra de las retenciones, hay que dejar a los mercados funcionar y a los productores tener su rentabilidad".
Puntualizó que "no hay que mirar sólo el precio internacional del grano, sino cuánto cuesta poner ese grano en el puerto para comercializar la cosecha".
En los números concretos, algunos estiman que, con un aumento de 10 puntos, sólo por poroto de soja, el Gobierno se aseguraría 700 millones de dólares de recaudación adicionales. Y eso si los precios y las condiciones del mercado internacional continúan como hasta ahora.
En realidad, la expectativa es que los precios y la demanda internacionales sigan con tendencia alcista.
Lo cierto es que las retenciones agrícolas forman parte de una política económica en la que incide una muy fuerte escalada en las cotizaciones mundiales de los granos. Estos commodities hacen presión sobre la canasta básica, una de las principales obsesiones del oficialismo. En ese sentido, las retenciones buscan separar los precios internos de los externos.
Vale aclarar que en primer lugar, las retenciones fortalecieron los ingresos fiscales en forma considerable. En segundo lugar, la aplicación de estas retenciones modificó la estructura de precios relativos interna, abaratando los productos afectados por las retenciones y determinando una reducción en el ingreso de los productores.
Lo único cierto aquí es que las retenciones a las exportaciones agrícolas forman parte de una política económica en la que incide el alza de los precios internacionales de los granos.

Por Fabián Seidán
de Producción

Esta nota fue publicada en las páginas Nº 36 y 37 de la edición digital de la revista de Enero / Febrero 2008.







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