Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Actualizaciones técnicas:
Plagas del trigo
en la región centro norte de argentina

*************** barra horizontal ***************
Jornada de actualización técnica en Trigo - AACREA zona NOA
En el marco de la Jornada de Actualización Técnica en Trigo, organizada por AACREA zona NOA, realizada el 19 de abril pasado, convocada por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres y la Sociedad Rural de Tucumán y patrocinada por Agro Tiun, disertaron el consultor privado Ing. Agr. Daniel Igarzábal, sobre Plagas en trigo: criterios para la toma de decisiones. Análisis de campaña de trigo, datos grupos CREA Zona NOA (Asesor CREA), Resultados de la Red Nacional de Trigo zona NOA (Ing. Daniel Gamboa, EEAOC), El cultivo de trigo en la región NOA (Ing. Jorge Fraschina, INTA Marcos Juárez), Dinámica del agua en el suelo y los factores que afectan la eficiencia de su uso en la secuencia Trigo-Soja (Ing. José García, Fac. Agr. y Zoot., UNT), Relevamiento de los contenidos edáficos de agua para la campaña 2007 (Ing. Miguel Morandini, EEAOC) y Perspectivas climáticas para la campaña 2007 (Dr. Juan L. Minetti, Lab. Climatológico Sudamericano).


El trigo es un cultivo al cual el productor no está acostumbrado a prestarle la misma atención que a los estivales (maíz y soja, especialmente), en las regiones que no son netamente trigueras. El trigo es usado como una de las pocas alternativas durante el invierno para poder luego sembrar el cultivo principal.
Esta idiosincrasia repercute también en el manejo que se hace de este cultivo. Se gasta lo menos posible ya que los rindes en estas zonas no son los más elevados.
Sin embargo, más allá de la rentabilidad inmediata de una cosecha, bien conocidas son las virtudes del trigo en la secuencia de cultivos, sea por el abundante rastrojo que deja, por la distinta exploración de las raíces o por el aporte de carbono al sistema.
Cuando ocurren fenómenos de ataques de plagas y enfermedades, se trata de bajar el riesgo de pérdidas de la forma más económica posible, pensando en aumentar la rentabilidad de un cultivo que se tiene en estas zonas como poco rentable.
Las plagas más recurrentes en las que se invierte para su manejo son pocas pocas en general en toda la Argentina. Los pulgones han sido históricamente los más recurrentes en cuanto a su presencia permanente, aunque han variado las especies y la magnitud de los daños a través del tiempo. Las orugas, como la militar tardía (Spodoptera frugiperda), la militar verdadera (Pseudaletia unipuncta) y la desgranadora (Faronta albilinea), aunque menos que los pulgones, han permanecido en el sistemo triguero también con variaciones en cuanto a ocurrencia y magnitud de ataques. Los gusanos blancos (especialmente Diloboderus abderus), dependiendo de las zonas año tras año obligan al curado de semillas para resguardar el stand de plantas.
Pero en los últimos años se agregan varios organismos que van siendo recurrentes campaña tras campaña, estabilizando sus poblaciones y, en muchos casos, obligando a tomar medidas de control. Entre éstas figuran las arañuelas (la negra Penthaleus major; la marrón Petrobia latens y alguna otra, posiblemente del género Bryobia), el gorgojo del macollo (Listronotus bonariensis) y los trips (Frankliniella, Haplothrips).

Los pulgones
Hasta principios de la década del 80 eran tres especies de pulgones las que dominaban el cultivo y cada una en distintas y bien diferenciadas etapas: a) el pulgón verde (Schizaphis gramminum) en las primeras etapas luego de la implantación, b) el pulgón amarillo (Mtopolophium dirhodum) en macollaje y encañazón y c) el de la espiga (Sitobon avenae) en la etapa reproductiva del trigo.
Entre 1982 y fines de siglo, los pulgones tuvieron una baja presencia en toda la zona triguera debido principalmente a controladores biológicos (avispas parasitoides) que mantuvieron sus poblaciones estabilizadas en niveles muy bajos. La siembra directa, con su acostumbrado "chorrito" de piretroides desbalanceó nuevamente el sistema y no solo ocurrieron infestaciones de las especies tradicionales, sino que comenzaron a aparecer otras que antes solo eran muy esporádicas, a causa de la eliminación de sus controladores biológicos.
Empieza a ser recurrente la aparición del pulgón de la raíz (Rhopalosiphum padi), hay casos de ataques del pulgón del maíz (Rhopalosiphum maidis), se detectan poblaciones de pulgón ruso (Diuraphis noxia) y últimamente del pulgón negro (Sypha maydis).
En las campañas agrícolas 2003 y 2004 hubo alta incidencia de una enfermedad virósica (enanismo amarillo de la cebada) transmitida específicamente por pulgones.
Hay una correlación muy importante entre algunos factores ambientales (baja humedad relativa del ambiente y falta de precipitaciones) y la ocurrencia de infestaciones más severas de estos afididos. Pero también hay acciones de manejo que inducen a daños más severos. La fertilización nitrogenada en exceso, ha demostrado ser un factor que provoca mayor crecimiento de las poblaciones de pulgones, comparando con cultivos no fertilizados o con un balance adecuado de nutrientes en la fertilización. Es que el exceso de nitrógeno en la planta se traduce en un aumento de aminoácidos libres en detrimento de la formación de proteínas, lo que constituye un excelente alimento para estos insectos picadores.
Esta correlación es a menudo causa de fallas o menor eficiencia en los tratamientos cuando se usan insecticidas sistémicos como dimetoato. La sistemia es buena cuando la planta está filológicamente bien y trasloca adecuadamente, pero cuando la planta está en estrés, la traslocación es mínima y este insecticida actúa más por contacto y acción de vapor por lo que los tratamientos deben ser más cuidadosos.
Relacionado también con la sistemia se tiene al pulgón de la raíz como "resistente" a algunos insecticidas. Rhopalosiphum maidis tiende a ubicarse en el cuello de las plantas, un poco por encima del suelo y un poco por debajo. Cuando se aplica un insecticida sistémico, al menos de los conocidos hasta hoy en el mercado (ya hay algunos experimentales que revertirán este concepto), las traslocación es siempre ascendente. Aplicando en la parte aérea nunca traslocará a las raíces.
Cuando este tipo de insecticidas es aplicado en la primera etapa del cultivo, tampoco es efectivo o dura muy poco tiempo su efecto. Esto se debe a que la superficie vegetal es muy escasa para retener las gotas y la gran mayoría va al suelo donde pierde su efecto. En poco tiempo la planta genera una masa vegetal que hace que el producto se diluya por debajo de su acción tóxica para estos insectos.
También es importante conocer el daño particular de cada especie. Para alimentarse, los pulgones tienen un estilete por donde inyectan sustancias que ayudan a romper la células con lo que la absorción de sustancias líquidas les es más fácil. Estas sustancias (normalmente proteínas) son pues tóxicas para la planta, aunque de muy distintas maneras según las especies. Así el pulgón verde en las primeras etapas es muy agresivo a causa de su saliva que puede secar completamente a las plántulas. Pero en etapas posteriores, la toxicidad disminuye con el crecimiento de la planta. Esto no ocurre con otras especies como el pulgón ruso, que puede causar daños de gran importancia debido a la toxicidad de su saliva en etapas avanzadas del cultivo.
El pulgón de la raíz es quien posee menor toxicidad en su saliva. Por ello pueden observarse colonias importantes sin causar síntomas en las plantas cuando todavía hay humedad en el suelo. Sólo cuando la sequía es extrema se notará el perjuicio de esta especie aumentando el estrés de la planta.
Respecto a los umbrales de daño que se proponen para efectuar tratamientos, éstos solo son indicadores de altas o bajas poblaciones y están muy desactualizados. Para el pulgón amarillo, por ejemplo, las recomendaciones son las de la Tabla.
Pero hay que tener en cuenta que los pulgones nunca se distribuyen homogéneamente en el lote. Por tanto habrá zonas donde no hay insectos y otras donde la infestación es importante. Por otro lado, no es sencillo contar pulgones por planta. Y finalmente, la decisión de controlar o no, estará también en función de perspectivas climáticas y estimación del valor de la cosecha. Pero ante un ataque de pulgón verde en las primeras etapas, con condiciones ambientales favorables para la plaga, no debe dudarse en efectuar un control ya que el número de plantas por superficie es uno de los factores que inciden sobre la expresión de los rendimientos.
Los controladores biológicos son el principal factor de manejo de estos insectos. Coleópteros Coccinélidos, microavispas parasitoides (detectables por el estado en que dejan a los pulgones en forma de "momias") y moscas Sirfidas, nunca faltan en el sistema de trigo alimentándose de los afidos.
Aprovechar las bondades gratuitas del control biológico es una de las pautas que agregará rentabilidad al cultivo. En primer término evitar tratamientos preventivos (los clásicos "chorritos") ya es una medida importante de incentivo al control biológico. Pero también existe la posibilidad de usar los controles naturales compatibilizándolos con el control químico de dos maneras: a) usando insecticidas selectivos (solo afectan a los pulgones) como pirimicarb, ó b) efectuar tratamientos en banda, aún con insecticidas comunes como dimetoato o clorpirifos en tratamientos nocturnos y con la dosis mínima. Cuando se tratan franjas (hasta el 50% del lote) adelantando un tanto la pulverización a los umbrales tradicionales, y se deja el resto sin tratamiento, en pocos días los controladores se concentran en la zona no tratada bajando la población a los mismos niveles de la zona tratada.

Las orugas
No revisar los lotes luego de la implantación es un riesgo cuando hay años favorables (falta de heladas) a la oruga militar (Spodoptera frugiperda). Las larvas se comportan como cortadoras y las poblaciones se hallan localizadas avanzando en frentes que causan manchones de suelo "pelado". Remover rastrojo antes de la siembra o recorrer los lotes en la emergencia puede evitar estos daños que en muchos casos han obligado a resiembras.
Los tratamientos en estos casos deben efectuarse teniendo en cuenta que el blanco de la aplicación es el suelo, por donde se desplaza la oruga. Bajar velocidad de la pulverizadora, bajar la barra y aumentar el volumen de agua por hectárea aumentará enormemente la eficiencia de estos tratamientos.
Pseudaletia (la militar verdadera) es principalmente defoliadora y puede detectarse a tiempo. Las trampas de luz son muy buenas indicadoras de la presencia de esta especie en campo. Aunque también puede consumir granos, normalmente se ven afectados solamente los macollos más bajos y de menor producción.
La desgranadora tiene fama de ser resistente a insecticidas, a pesar de ser la oruga más expuesta al tratamiento. En realidad es resistente a los malos tratamientos. Cuando se usan piretroides, su acción es de contacto sobre la oruga y de la oruga sobre la superficie tratada. Como la superficie tratada sobre la que se mueve es mínima, solamente morirá por la primera acción. Por tanto el tratamiento debe tener como objetivo tocar la oruga más que mojar la planta. Esto técnicamente tiene muchas formas de llevarse a cabo, especialmente con gotas finas y bien distribuidas.

El bicho torito
Bien sabido es que los gusanos de suelo de la especie Diloboderus abderus se alimentan de las raíces del trigo, causando la muerte de las plantas, desde la emergencia hasta la espigazón. Los insecticidas protectores de semillas son la herramienta más usada para evitar daños de esta plaga. Pero debe entenderse que la protección es limitada en dos sentidos: a) hasta una determinada densidad de gusanos y b) nunca llega la protección más allá del macollaje.
a) Se proponen umbrales de 4 a 6 gusanos por metro para curar semillas. Cuando las densidades son mayores a 12 gusanos por metro, aunque las semillas estén "curadas", van a ocurrir daños. La mayoría de estos insecticidas actúan por "repelencia" o disuasión de la plaga a acercarse a la zona tratada. Los sistémicos se dispersan más rápidamente por su mayor solubilidad en agua que los de contacto. Si la humedad del suelo no es buena, ni siquiera los sistémicos tendrán una distribución homogénea. Por eso algunos gusanos, cuando hay alta densidad, pueden escapar a la "repelencia" y atacar las plantas por encima del nivel protegido.
b) Ningún insecticida puede tener una persistencia tal que aplicado a la semilla, mantenga su poder hasta espigazón. Por ello a veces es observable, en lotes que han sido curados, espigas blancas por falta de raíces a causa del gusano blanco.
De todas maneras es el método todavía más seguro que se usa en Argentina. Hay propuestas de tratamientos en cobertura con altas dosis de fosforados (clorpirifos) o de piretroides (formulaciones encapsuladas o flow). Si bien en determinadas circunstancias pueden bajar el nivel poblacional, no puede recomendarse como medida de control. La incorporación de insecticidas sólidos como líquidos en cultivos ya implantados, puede solucionar estos problemas, aunque aún no está desarrollado el método en Argentina.
También en gusanos blancos es muy importante la preservación de enemigos naturales como las avispas del género Tiphya. Se ha observado que desaparecen cuando se efectúan tratamientos con piretroides previos a la siembra acompañando al herbicida.

Las arañuelas y los trips
Estos organismos aparecen en situaciones de sequía normalmente. Ya se comentó la dificultad de los tratamientos sistémicos en situaciones de estrés de las plantas. De tal modo que al ser tan pequeños y no funcionar bien los sistémicos, se deberá trabajar sobre la eficiencia de aplicación para lograr controles satisfactorios.
Lo cierto es que año tras año las poblaciones van incrementándose y son muchos los casos que merecieron control, a pesar de que poco y nada se sabe sobre umbrales. Pero sí se sabe que la falta de superficie foliar verde incide sobre la expresión de los rendimientos. Por tanto son organismos perjudiciales que habrá que tratarlos de manera similar a enfermedades, en función de la superficie foliar afectada (como la mancha de una enfermedad fúngica). Este parámetro acompañado de previsiones meteorológicas ayudará a tomar decisiones de control.

El gorgojo del macollo
Aunque hasta hace algunos años era una plaga "radicada" en la provincia de Buenos Aires, con algunas "visitas" al este de Córdoba y sur de Santa Fe, su presencia ya se ha hecho notar en los trigos de todo el país.
No detectarlo a tiempo, puede significar no poder controlarlo de acuerdo a las pocas experiencias que hasta el momento se tienen. La detección se realiza observando las plantas donde el gorgojo adulto "avisa" que va a oviponer efectuando perforaciones en las hojas, desde circulares hasta alargadas. Unos días después coloca los huevos (alargados) aislados o en grupos de 2 a 4. Al principio son blanco-cremosos para luego tornarse negros y de fácil detección. De allí nacen las larvas que se introducen y radican en la base de la planta a la altura del nacimiento de los macollos, impidiendo su elongación. Las plantas tendrán menos tallos y esto se relaciona directamente con el rendimiento.
Los tratamientos cuando las larvas están dentro de la planta han fracasado con todos los insecticidas probados. Solo se ha logrado disminuir la incidencia con tratamientos curasemillas sistémicos (preventivamente) y tratamientos con los primeros síntomas de los adultos antes de oviponer.

Otras plagas menos frecuentes
Hay años que plagas típicas de otros cultivos hacen daño en trigo como Diatraea saccharalis (el barrenador del maíz) que puede hacer una generación sobre trigos encañados. Esta especie se detecta muy bien con trampas de luz que pueden avisar de picos poblacionales coincidentes con la última etapa del trigo, con lo cual se deberá efectuar muestreo de desoves de la misma manera que en maíz. La chinche verde (Nezara viridula) se ha manifestado con daños en los bordes de trigos cuando hay una alta densidad de estos insectos que están usando al cultivo como refugio invernal. Se han estimado sus daños sobre el rendimiento, no superando el 15-20% cuando las densidades son de 20 ó más individuos por metro cuadrado.

Consideraciones finales
El trigo es un cultivo "secundario" en muchas zonas del país, pero es un negocio. Por tanto, cualquier acción que aumente la rentabilidad debe ser efectuada con el propósito de permitir la expresión del máximo rendimiento posible en función de las erogaciones para evitar daños superiores. El manejo de las plagas en este cultivo es uno de los factores de disminución de la expresión de rendimientos.¤



*************** barra horizontal ***************






Copyright © Revista Producción - InterNet Tucumán - Todos los Derechos Reservados



produccion
Revista Produccion - Producciones - Editorial - Contacto - NOA - tucuman - salta - santiago del estero - catamarca - jujuy