Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Entrevista:
"Es tiempo de que salga el sol
para el sector agrícola"

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Tras dos años de crisis en las exportaciones, a lo que se suman caída de precios y aumentos de los costos, referentes de la actividad creen que lo peor ya ha pasado y apuestan a seguir trabajando con la misma responsabilidad y eficiencia para el crecimiento de Tucumán y de la agroindustria.
La firma citrícola Diego Zamora e Hijos es una empresa familiar ubicada en la ciudad de Tafí Viejo (Tucumán) que funciona como tal desde 1990. Hizo su primera venta al exterior en 1994, cuando trabajaba como muchos otros productores, entregando su fruta a los principales exportadores de la provincia. Pero con la llegada y el asesoramiento de Expofrut -el primer exportador independiente no habitual de Tucumán- empezó a incursionar en el comercio exterior con sus limones en forma directa.
Revista PRODUCCIÓN conversó con Juan Zamora, propietario del packing, y directivo de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) y de Federcitrus. El empresario-productor no oculta el orgullo de que su familia fuera pionera en la actividad citrícola del NOA y que sus limones hoy estén presentes en las góndolas de los supermercados de todo el mundo.

Mediados de los 90 ¿marcó un antes y un después para la actividad citrícola local?
Sí y por dos razones: una gran sequía en los años 94 y 95 en España que disminuye su producción de manera importante (de 800 mil toneladas que producían por año, pasaron a recolectar sólo 500 mil) y justamente Tucumán en esos momentos estaba cosechando unas 500 ó 600 mil toneladas. O sea que para la época de invierno (verano europeo) nuestra fruta tuvo una demanda muy sostenida y con buenos precios. Ese fue el punto de despegue de esta actividad que trajo como corolario que muchas empresas vengan a instalarse e invertir en nuestra provincia.

La calidad de la fruta que se envió también ayudó para que los compradores se abrieran de lleno a la fruta argentina...
Desde luego, la calidad de todo producto que se elabore es importante. Tucumán tiene clima y condiciones meteorológicas muy buenas, lo que permite lograr alta productividad por hectárea con excelente calidad de la fruta y el buen manejo de las fincas, que es en definitiva lo que diferencia a Tucumán de otras zonas del país y lo que la llevó a ser la primera productora mundial de limones.

Para mantener esos niveles de producción y calidad de la fruta ¿necesitaron realizar una fuerte inversión?
No sólo nosotros; acá hubo un desarrollo muy importante en la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres -EEAOC- y también por parte de las empresas líderes del sector como San Miguel, por ejemplo, que fue una de las primeras en exportar y que junto con la EEAOC trajeron a Tucumán variedades, clones nuevos y porta injertos que mejoraron la calidad y productividad de la producción. Eso nos permitió conservar mercados en un memento comercial muy fluido entre el sector con otros países. Evidentemente uno siempre busca mejorar y sobre todo en el sector agropecuario, como en el caso de los granos, que hoy en día se ve que hay nuevos clones más resistentes a plagas y enfermedades. Mire, esto es simple, cuando alguien importa un producto ¿qué busca? Calidad. Entonces los investigadores locales comenzaron a viajar y a hacer pruebas, fueron a los lugares de mejor producción y calidad como California y España, de donde trajeron lo que se adaptaba a nuestro clima, lográndose en poco tiempo variedades con muy buena calidad y rendimiento.

Tucumán ya estaba inserta y compitiendo en el mundo con sus limones. Ahora se venía el tema de lograr nuevos mercados para colocar toda una producción que aumentaba año a año...
Sí, pero había mercados para la producción tucumana ya que la demanda estaba insatisfecha y nosotros contábamos con muy buenos precios. Hasta principios de este siglo, el limón tuvo buenos valores y eso atrajo nuevas inversiones dentro de esta actividad.


Pero las grandes inversiones ya habían comenzado antes de que se produzca el defasaje de la producción española...
Sí, las inversiones importantes en nuestra actividad comienzan a principios de los años 90 porque había una fuerte crisis en la caña de azúcar, a su vez, muchos cañeros comenzaron a obtener, en menor superficie plantada, mayores rendimientos culturales; entonces veían que con menos hectáreas podían lograr igual cantidad de caña, en fin lo que necesitaba para cumplir con los cupos, quedándoles un espacio disponible que lo vieron como una buena inversión hacer limones aprovechando la buena demanda. El tema es que -al igual que nosotros y como el limón era negocio en el todo mundo-, también se plantaron muchas nuevas hectáreas en España y en Turquía, hecho que hoy muestra sus consecuencias, con un mercado sobre-abastecido.

Hoy la crisis del limón es para todos...
En efecto, lo que pasa con nuestra superproducción está pasando también en España, por ejemplo. En el país ibérico desde hace dos años que vienen dejando sin recolectar la variedad Primofiori, quedando en el árbol. Estamos hablando de 200 a 300 mil toneladas que no se cosechan. Acá pasa lo mismo, con mucha fruta que no se puede recolectar y siguen en los árboles.

¿Cómo se hace para aguantar mientras se normaliza la situación y la demanda vuelve a ser la deseada?
Hay que diferenciar. Hay gente que no pudo aguantar y se está trasladando a otro tipo de cultivo como la caña de azúcar o los granos; hay productores independientes que no han podido hacer los cuidados, o sea, tiene la finca pero por distintos motivos no pudo llevar adelante los trabajos culturales; después están los que tienen su actividad diversificada (hacen caña, granos) o están asociados, exportan y pueden mantener la calidad de la fruta, siendo esa la mejor manera de seguir en pie y trabajando dentro de esta actividad. Por supuesto, después están las grandes fábricas integradas que tienen el producto industrial que les genera otros ingresos, aunque hay que aclarar que desde 2004, hasta hace muy poco, tenían un sobrestock de jugos que les generaba una gran crisis.

Ese problema en la industria ¿cómo afectó a la actividad?
Generó una merma en la compra de fruta que perjudicó especialmente a pequeños y medianos citricultores, y llevó por ende a una disminución de la producción o cosecha.

¿Cuándo cree que volverán las ventas importantes?
Pienso que para esta actividad ya no habrá un boom de ventas o de crecimiento. En el caso de aquellos que trabajan bien, que tienen organizada su producción y colocación del producto, creo que podrán lograr una rentabilidad para continuar y seguir invirtiendo. Sino, hay que esperar un desastre climático que haga disminuir la producción en los principales países productores.

La EEAOC ha logrado con sus investigaciones imponer la calidad y sanidad de sus limones.
A mayor oferta de fruta el cliente es más exquisito, elije lo mejor, aparte existe hoy lo que se llama "conciencia del consumidor" que significa que la gente quiere calidad de vida y cuando se pide eso, inmediatamente surge la necesidad de ofrecer no sólo fruta de calidad sino también sana. Hoy en día se hacen análisis sanitarios de todo tipo, están las normas de buen manejo cultural, de seguridad e higiene. En Tucumán la gran mayoría de las empresas que exportan están con normas de seguridad, de sanidad, de buen manejo, de medio ambiente. Además el SENASA ayuda mucho para que esto se de así.

En algún momento se los llamó "los hermanos ricos de los cañeros..."
Son épocas. Hubo períodos en los que la caña de azúcar no tenía salida y los precios internos eran muy malos, hasta que se normalizó. Pero no creo que seamos los hermanos ricos de los cañeros y menos hoy que estamos pagando el hecho de no ser una actividad planificada. Acá se hizo la producción sin ayuda ni subsidios de ningún tipo de parte del Gobierno, todo con recursos propios.

¿Por qué no se hacen pomelo o naranjas ya que tienen mayor facilidad para entrar en nuevos mercados?
Tucumán tiene condiciones naturales óptimas para el limón, no así para la naranja o el pomelo, este último tiene mejores posibilidades de crecimiento en las provincias del Norte (Salta y Jujuy), o la naranja en el Litoral. Las ventajas naturales de cada zona hay que respetarlas por eso ellos tampoco avanzan con el limón.

¿Cómo cree que terminará este año para el sector?
Uno, como productor que vive de ésto, siempre seguirá apostando al limón; considero que luego de dos años de crisis tiene que empezar a salir el sol para esta actividad, y eso se está reflejando en el hecho de que hoy en Tucumán ya no hay tantos subproductos del limón en stock industrial. Hasta 2005 había stock de jugo de limón tucumano en nuestra provincia, en Buenos Aires y en el Exterior; estaba todo lleno, saturado, y hoy ya no es así, con una mayor demanda y un mejoramiento de los precios al punto que el año pasado la industria pagaba 60 pesos por tonelada de fruta y hoy aumentó a 120 pesos.

¿Cuántas hectáreas se necesitan para que la actividad sea rentable?
Eso fue variando con el tiempo, hace muchos años un productor con 10 hectáreas vivía, pero ahora se necesitan 100 hectáreas para que medianamente la unidad productiva permita recuperar la inversión y poder seguir creciendo. Como han bajado los márgenes de ganancias se necesita sumar volúmenes para equiparar los costos con la renta.

¿Está conforme con la política del Estado para con el sector agropecuario?
Todos tenemos motivos de quejas, pero lo importante es la acción que se está llevando adelante desde las actividades intermedias, en mi caso desde Federcitrus, para que el Gobierno entienda que esta actividad ocupa mucha mano de obra y que su caída sería grave para la provincia. Hay que ver que este sector hoy está necesitando un apoyo directo porque hay muchas hectáreas que se dejaron de producir, lo que significa que por cada hectárea abandonada hay un jornal menos. O Sea que, si se arrancaron una 6000 hectáreas, hay 6.000 jornaleros menos en Tucumán.¤

La empresa fue fundada por Diego y Juan Zamora (padre e hijo), pero su abuelo ya era productor de limón como otras tantas familias tradicionales que habitan en Tucumán.
Recuerda Juan que la producción limonera comienza a tomar forma en Tucumán en los años 20 y 30, cuando familias de españoles e italianos se habían asentado alrededor de Tafí Viejo, El Timbó, Los Nogales y más al norte, como El Naranjo, pero fue en los años 70 (con la crisis azucarera) cuando comenzó a expandirse y a crecer la actividad hacia otras localidades como Monte Grande y de ahí hacia al sur. Allí se encuentra la zona más productiva de todo el departamento, donde está la mayor cantidad de hectáreas de limones.
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Por Fabián Seidán, de Producción

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