Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Cultivos:
Reflexiones sobre el silaje de maíz

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La utilización del maíz en la obtención de silaje (producto de la fermentación láctica en condiciones anaeróbicas, que permite la conservación del forraje), es uno de los destinos más frecuentes de este cultivo, en el área de la producción ganadera en Argentina.
La enorme evolución que esta técnica de conservación ha tenido en el país en esta última década, se refleja no solamente en el incremento de la superficie destinada a silaje, sino en el impacto productivo que este recurso tiene en las producciones de carne y leche, debido a la aparición de maíces específicos para silaje con una alta relación grano/planta, un mantenimiento del estado verde a la madurez del grano, una mayor digestibilidad de la fibra de los tallos y un alto rendimiento de Materia Seca (M.S.) por hectárea (ha).
El silaje de maíz ha dejado de ser una reserva forrajera alternativa u ocasional, formada en base a los excedentes pastoriles del campo, para constituir un eslabón imprescindible en la cadena forrajera de cualquier establecimiento productor de leche o carne, racionalmente manejado. Si bien casi el 70% del silaje producido se emplea en tambos, está en constante aumento su utilización para sistemas de feed lot (engorde a corral) y de recría.
El éxito del proceso de ensilado, depende del rápido pasaje del material a conservar, de un medio aerobio a un medio anaerobio, lo que se consigue a través del empleo de una infraestructura de contención, hermética. El metabolismo aerobio de la planta y de algunos microorganismos, consume el Oxígeno presente entre los fragmentos del forraje ensilado, favoreciendo la proliferación de bacterias anaerobias que puedan convertir los Hidratos de Carbono solubles en ácidos orgánicos. Tanto el proceso aerobio como el anaerobio son destructivos, pero los productos derivados del metabolismo anaeróbico, constituyen excelentes fuentes de energía para los rumiantes.
En la actualidad (según información del INTA PROPEFO), la confección de reservas con maíz se hace bajo dos formas: silaje de planta entera (para ello se destinan en el país aproximadamente 450.000 has) y silaje de grano húmedo (esta forma comprende alrededor de 150.000 has).
En el NOA, es perfectamente conocido el tradicional "bache forrajero" que se produce entre los meses de Junio y Octubre, consecuencia de la incidencia de las heladas sobre las pasturas (producen deshidratación y reducción severa de la calidad y disponibilidad de los pastos) y la dificultad, en la mayoría de las zonas de aptitud ganadera, de contar con forrajes invernales de alta perfomance y bajo costo. Es en estas situaciones, donde el silaje de maíz juega un rol decisivo para las posibilidades de una producción ganadera con adecuado nivel de eficiencia.
El silaje de maíz presenta importantes ventajas para la alimentación animal, las que pueden resumirse en los siguientes puntos:
1)- Altos rendimientos/ha de un alimento de elevada calidad y digestibilidad;
2)- Rapidez de cosecha y variadas formas o tecnologías para la confección del silo, lo que facilita su adopción por un diverso espectro de productores;
3)- Bajo costo por kg. de M.S. Digestible;
4)- Mínimo porcentaje de pérdidas, siempre que se trabaje de manera correcta, y
5)- Alimento de gran aceptabilidad y alto valor nutricional, para los animales de producción.

El proceso de ensilaje permite recuperar una mayor proporción de la Energía acumulada por las plantas, que la henificación (el otro sistema de conservación mundialmente utilizado). Con el heno sólo se obtiene una disponibilidad (digestibilidad) del 73 al 75% de la Energía producida por los vegetales, mientras que a través del ensilado, se puede recuperar entre el 80 y el 84% de la misma.
La utilización del maíz para silaje comienza con la realización de un adecuado cultivo, el que debe cumplir con todas las condiciones que se exigen para un buen cultivo de maíz para grano. Valen en este caso, todas las recomendaciones técnicas que se indican para la producción de un maíz con alto rendimiento granífero.
La importancia de lo antes expuesto, radica en que el maíz para silaje debe contener una alta concentración de Energía por unidad de volumen, lo que se consigue cuando la planta a picar, tiene una buena proporción de grano (lo aconsejable es entre 30 y 45% de grano sobre la base de M.S.) y el cultivar empleado posee tallos más finos y permite que el grano llegue al estadio de grano pastoso duro (o sea en ¼ de línea de leche), cuando la planta está aún casi totalmente verde. Esto se denomina "stay green" y asegura un silaje con bajo contenido de fibra indigestible y alta concentración energética.
En general, en los materiales para grano, estas cualidades no son tan manifiestas, debido a que el mejoramiento se inclina por obtener una mejor relación de grano respecto del resto de la planta y eso resulta en cañas más gruesas (para resistir el vuelco) y una mayor tasa de deshidratación de tallo y hojas al momento en que el grano está en condiciones óptimas de ser picado, lo que determina un material demasiado seco que disminuye su digestibilidad y tiene problemas para ser adecuadamente compactado; estos materiales suelen picarse anticipadamente, resignando parte de la cantidad de Energía acumulada en los granos.
Entre los parámetros que pueden orientarnos sobre la calidad de un silaje, uno de los más utilizados es la DivMS (Digestibilidad "in vitro" de la Materia Seca), debido a su fácil determinación y a la demostración de que es un indicador altamente relacionado con la capacidad de consumo y la eficiencia de utilización del alimento. Para el caso del silaje de maíz, la DivMS tiene ciertas particularidades que la tornan diferente a la de otros forrajes.
En los forrajes en general, la DivMS se reduce a medida que avanza la madurez de la planta debido a la disminución del contenido celular y a la pérdida de digestibilidad de la pared celular por el incremento en el contenido de Lignina; en el caso del silaje de maíz este efecto se ve compensado (en términos de calidad del material), por un aumento en la proporción de grano en la planta y un consecuente incremento en el contenido de Almidón, que es de alta digestibilidad.
La DivMS del silaje de maíz es función de la proporción y digestibilidad de sus dos componentes principales: la fracción vegetativa (tallo, vainas y láminas) y la espiga (grano, marlo y chala), los cuales van variando su calidad con la madurez de la planta.
La estimación de esta calidad, se hace para el silaje, determinando su contenido de FDN (Fibra en Detergente Neutro) y Almidón. En muchas situaciones, sin embargo, la DivMS puede permanecer relativamente constante ante el avance de la madurez de la planta, debido al efecto de compensación existente entre el incremento en el contenido de Almidón (en el grano) y el decrecimiento del contenido y digestibilidad de la FDN (básicamente en la fracción vegetativa).
La determinación de la calidad del silaje producido, implica conocer los valores de los parámetros indicativos de la misma, que se muestran en la Tabla 1, donde se promedian los resultados de los análisis realizados a 454 muestras de silaje de maíz, de distintas procedencias dentro de la Prov. de Bs. As., Argentina.
Los resultados que se observan en la Tabla 1, son menores a los citados para similares estudios de calidad de silaje en Francia y EE.UU., pero son altamente coincidentes con los valores encontrados para silaje de maíz producido en otras regiones argentinas.
En función de los resultados obtenidos en el país, se puede estimar que es poco probable obtener bajo nuestras condiciones de producción, silajes de maíz con DivMS superior al 65%. Esto se debe fundamentalmente, al escaso contenido de Almidón que presentan la mayoría de las muestras evaluadas; el contenido de Almidón es un buen estimador de la cantidad de grano que tiene un silaje de maíz.
Andrieu et al. (1993), determinan que existe una relación significativa (con un r = 0,935), entre el contenido de grano y el de Almidón para silaje de maíz, expresada por la siguiente ecuación:
Mediante este cálculo, se comprueba que la mayoría de los silajes de maíz producidos en Argentina, presentan un contenido de grano inferior al 30 % del total de la masa ensilada, lo que contrasta con datos de algunos países de América del Norte y Europa, donde es frecuente encontrar niveles de grano cercanos al 40%.
Si tomamos como ejemplo testigo, el caso de un silaje con una calidad como la cuantificada en la Tabla 1, donde la proporción de Almidón es de 174 gr/kg. de M.S. (17,4%), aplicando este valor a la ecuación, obtenemos que el silaje de referencia contiene 295,39 gramos de grano/kg. de M.S. (29,54%).
Esta limitación en la calidad de los silajes argentinos, se transfiere a los sistemas productivos que utilizan dentro de su cadena de alimentación, esta reserva. La conclusión es que este tipo de silaje (desde el punto de vista de la calidad), solo tendrá efecto positivo en el incremento productivo de los animales, si constituye raciones que permitan el aumento de la capacidad de carga o se utilizen para suplementar pasturas de media a baja calidad o en épocas de escasez forrajera; por el contrario, frente a una buena disponibilidad de pasturas de alta calidad, este tipo de silaje no permitirá la obtención de incrementos productivos significativos.¤

Por Ing. Zoot. Guillermo O. Martín (h)
Cátedra de Forrajes y Cereales
FAZ - UNT


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