Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Ganadería:
Eficiencia reproductiva en un rodeo de cría (Parte I)

*************** barra horizontal ***************
El número de hijos engendrados por hembra por año o por unidad de tiempo es uno de los factores de mayor importancia para el buen éxito en la actividad ganadera. El costo de producir y mantener las hembras y los machos reproductores debe ser cubierto por la venta de sus productos y por el valor de venta después de haber dejado de ser útiles para la cría.
Desde el punto de vista de ganancias y pérdidas, lo más lógico sería contar la cantidad de individuos que llegan a la edad en que son aptos para el mercado. Desde el punto de vista del conocimiento de las causas de una eficiencia reproductiva alta o baja, se podría obtener mayor información midiéndola a través de la cantidad de terneros destetados o nacidos sobre el total de vientres utilizados.
Las variaciones de la eficiencia reproductiva son el resultado de una compleja interacción de circunstancias genéticas y ecológicas. Las causas genéticas suelen desempeñar un papel menor en casos individuales, por lo general predominan las condiciones de nutrición, el estado momentáneo de la madre, los accidentes y enfermedades. No obstante, los factores genéticos son responsables de las diferencias entre los grupos, tales como las razas o los rodeos.
En resumen: el balance positivo de un rodeo de cría está dado por el numero de crías que generó el rodeo en su conjunto, para lo cual es necesario fijar diferentes pautas productivas como las ya mencionadas, pero que deban estar integradas entre sí. Para que el resultado sea una sumatoria de efectos beneficiosos, aunque algunos de ellos por distintas razones climáticas por ejemplo, no se manifiesten en su óptimo, serán disimuladas por el conjunto, de no ser así, cualquiera de estos efectos o variables, sensibilizarán de forma negativa el balance reproductivo.


MANEJO DEL RODEO DE CRIA
•Elección de los vientres y los toros
Obvio es de destacar la importancia que para el futuro éxito de una explotación de cría tiene la acertada elección de los reproductores, tanto machos como hembras, elección para la cual habrá que tener en cuenta la raza, la sanidad y la edad.
La raza a elegir estará lógicamente condicionada a la zona donde se realice la explotación. Es así que tratándose de la llanura pampeana, la elección recaerá sobre alguna raza británica. Para el caso de que el campo a poblar se encuentre en la región subtropical argentina, la solución estará dada por alguna raza índica o sus derivados.
En lo que se refiere a sanidad, no hay opciones: se parte de animales sanos o se condena a la explotación al fracaso. Los animales incorporados al rodeo deben estar libres de enfermedades como ser:
Campylobacteriosis genital bovina y Trichomoniasis bovina, estas enfermedades causan infertilidad debido a muerte temprana del embrión, aborto e inflamación del útero. Estas patologías se encuentran en la mucosa prepucial del toro, donde encuentran su hábitat ideal. La infección alcanza la vagina y el útero a través de la monta natural o el servicio con semen contaminado.
Brucelosis y Leptospirosis, ambas se transmiten por contacto directo, por ingestión de material infectivo o vía genital. Estas enfermedades se caracterizan por provocar abortos durante el último tercio de gestación (Brucelosis), y a mediados de gestación la segunda (Leptospirosis).
En cuanto a la edad de los reproductores, tanto hembras como machos, que estén en condiciones de integrarse a un rodeo reproductivo, es conveniente considerarlos por separado.
En la vaquillona, si bien la pubertad se produce entre los ocho y doce meses, lo que puede variar por diversos factores como ser raza, nutrición y el ambiente, ello no significa que pueda ser apareada, debido a que su organismo no se encuentra en condiciones de sobrellevar el atraso que le significaría el proceso de gestación, parto y posterior amamantamiento.
Es preciso que halla armonía entre su desarrollo y la época oportuna para darle servicio, debiendo tenerse en cuenta que tan importante como la edad cronológica es el desarrollo fisiológico que halla alcanzado.
El servicio a los quince meses es factible, pero exige una serie de condiciones que aún no se dan en nuestro medio, tales como la crianza de terneras en praderas fertilizadas y mantenimiento hasta el tercer año en un alto nivel de nutrición, además es muy probable que un productor en cuyo campo se den las condiciones para que una vaquillona pueda tener a los quince meses 2/3 partes de su peso adulto, lo dedique a la invernada y no a la cría. Por lo tanto, es importante no adelantarse en los servicios y tener en cuenta la edad, peso y desarrollo fisiológico de la vaquillona.
En cuanto a la edad de los toros, la preferencia del criador está por el reproductor de dos años y medio a tres, aduciendo que, si se usan más nuevos, el riesgo de los animales malogrados al final del servicio sobrepasa los beneficios que se pueden obtener. Sin embargo, ese tipo de inconvenientes no siempre es debido a la edad del toro, es muy probable que no se hayan tenido en cuenta otros factores como ser:
Una buena crianza es la clave para que el reproductor alcance su desarrollo apropiado.
Composición de la torada: no se deben mezclar en el mismo lote toros con más edad y peso con los que entrarán a servicio por primera vez.
Manejo alimenticio: una buena disponibilidad de forraje en el potrero donde los toritos realizarán sus primeros servicios es decisiva para un buen aprovechamiento de éstos en el futuro, también terminado el servicio se debe asegurar la recuperación de los mismos.
Con los recaudos enunciados, se considera que un toro se encuentra en condiciones de dar servicio a los 22 a 24 meses de edad y que no varía su rendimiento con respecto a los de mayor edad. Lógicamente, no se deben dejar de tener en cuenta factores como ser características del campo, extensión de los potreros, etc.

•Los servicios: época y duración
* Servicio vacas adultas
Demostrado está que los servicios deben coincidir con la época de mayor disponibilidad alimenticia, de ahí que, siguiendo el ciclo natural de las pasturas, deberán iniciarse en los meses primaverales.
En lo que respecta a la duración, es útil recordar que el período de gestación de una vaca dura alrededor de 280 días. En una explotación de cría eficiente la meta debe ser un ternero por vaca por año, por lo tanto restan ochenta días para que la vaca tome y retenga el nuevo servicio. Esto, unido a que la vaca entra en celo con intervalos de 19-21 días y que el primero ocurre entre los 30 y 50 días después del parto, permite afirmar que la permanencia de los toros durante tres meses puede asegurar un alto índice de preñez, descontando que se trabaja con toros y vacas sanos y bien alimentados.
Este tipo de servicio que se conoce como estacionado, ofrece entre otras las siguientes ventajas:
•Simplifica el manejo de la hacienda.
•Se logra el nacimiento de la mayoría de los terneros en la época más apropiada.
•Producción de lotes más parejos.
•Mejor estado de conservación de los toros, alargando su vida útil.
•Permite ubicar mas fácilmente la vaca fallada.
* Servicio en vaquillonas
Si se entoran vaquillonas en la misma época que las vacas adultas, producida la parición y puestas nuevamente en servicio, las exigencias ya citadas difícilmente permitan en aquellas la aparición de celos fértiles, lo que traerá como consecuencia vientres improductivos por un año.
Para solucionar este problema es conveniente anticipar el servicio a las vaquillonas por lo menos dos meses. Como consecuencia de este anticipo de servicio, el próximo servicio lo tomará con un ternero ya criado, con una mínima dependencia materna de la alimentación y que una vez destetado, le permitirá un período de recuperación más prolongado hasta el próximo parto.
Es recomendable, como paso previo al servicio, la palpación rectal de la vaquillona ya que así se podrá identificar tempranamente los animales fértiles y subfértiles, evitando la incorporación de éstos al rodeo de vientres productivos, con el consiguiente ahorro de tiempo y pasto. Este examen, a la vez que controla la integridad y funcionalidad del aparato genital, permite detectar las preñadas por “robo”.

•Los toros: dotación, manejo y sanidad La dotación de toros, o sea la relación entre éstos y la cantidad de vientres de cada rodeo, está influenciada por varios factores como ser: tamaño de los potreros, topografía, tipo de vegetación (arbustiva, praderas, monte, etc.). El factor determinante será la raza, tal caso de las explotaciones de nuestra región, el reemplazo de las razas permitió reducir el porcentaje de toros a emplear.
Es importante destacar que esta faz del manejo no se agota con el solo hecho de incorporar toros, sino que se deben tomar algunos recaudos para evitar reducción en el procreo.
Entre los primeros están: verificación de la fertilidad potencial, capacidad funcional y controles sanitarios.- Con respecto a la fertilidad, es necesario recordar que la integridad exterior del animal no garantiza la capacidad fecundante ya que son muchas las causas que alteran o inhiben la formación de células germinales. De ahí que sea importante el análisis de semen por parte de un profesional, esto sería lo ideal pero por lo difícil que se hace en la práctica, se recurren a ciertos aspectos exteriores como circunferencia escrotal y consistencia testicular, lo que nos permiten inferir que la producción seminal es adecuada. Tampoco debe descuidarse la capacidad funcional, muy especialmente en lo que se refiere a aplomos (no puede haber un buen toro con manos y/o, sobre todo, patas defectuosas) y la integridad del aparato reproductor.
Por último es de gran importancia el chequeo sanitario que asegure que no haya enfermedades transmisibles (brucelosis, tuberculosis, campilobacteriosis, trichomoniasis).
Respecto al cuidado durante el servicio, pueden citarse: una buena alimentación, una permanente observación durante el trabajo y una adecuada rotación como ser el reemplazo de los toros los meses de servicio.
Una buena alimentación será decisiva en el rendimiento de los toros ya que la entrada a servicio debe hacerse en condiciones de alimentación correctas.
La observación debe ser objeto de primordial atención por parte del recorredor, ya que verificará cualquier problema que surja, tal es el caso de los que se alejan del rodeo en algún lugar del potrero. Esto generalmente es síntoma de agotamiento y es necesario detectar la o las causas, ya que pueden ser más de una: alimentación deficiente (la más probable), dotación insuficiente o algún problema patológico para darle una solución inmediata.
En cuanto a la vida útil, en la práctica se extiende a cuatro temporadas de servicio. Para el caso de que se quiera retener animales, se deben hacer revisiones para asegurarse que conservan su capacidad fecundante. Esto queda reservado para determinados casos, ya que un reproductor que ha cumplido con dicho período ya está amortizado y puede ser reemplazado por uno nuevo y en buenas condiciones para el servicio.¤

Por Facundo Alzabé
Tel : (0381) 4230207
E-mail: falzabe@arnet.com.ar


*************** barra horizontal ***************






Copyright © Revista Producción - InterNet Tucumán - Todos los Derechos Reservados



produccion
Revista Produccion - Producciones - Editorial - Contacto - NOA - tucuman - salta - santiago del estero - catamarca - jujuy