Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




Avicultura, actualidad, perspectivas y futuro:
Ni las plumas nos están quedando

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Las expectativas puestas en las fiestas de fin de año, no fueron cubiertas en lo más mínimo. El alicaído sector, que viene soportando desde hace bastante tiempo una de las crisis más severas y persistentes, deberá preparase para sufrir aún más, ya que ésta tiende a agravarse.
En el caso de PARRILLEROS, las ventas de fin de año, tan esperadas, no ayudaron para nada, por más que hubo cierta demanda de pollo local vivo y fresco, recién faenado.
Esto se debe principalmente, a una política agresiva de los grandes productores e industriales del Sur, que desde hace tiempo ya, entran a la provincia con precios demasiado bajos (hasta para ellos) tanto en faenado como en vivo. Con el agravante que además, éste último no paga impuestos y genera competencia desleal. Sumado a la política de ventas de los supermercados, que combinan bajos precios, con el pago en cuotas de las tarjetas de crédito. A la presión del pollo importado y subsidiado. Todo ello para colmo, enfrentado a un consumidor con escaso poder adquisitivo y con su sueldo siempre demorado, que hace que no pueda resistir la tentación de comprar de esta manera, resignando así su apetencia por el producto fresco y local optando por el foráneo. Que además no sólo ofrece mejores opciones de compra, sino una excelente sanidad y calidad, mal que nos pese, comparadas con nuestro pobre nivel de producción e industrialización, muy distantes uno del otro, pues mientras ellos avanzaron de un pollo congelado al fresco velozmente, invirtiendo y armando una eficiente cadena de frío y acondicionamiento, logrando con ello colocar en horas de faenado un producto fresco en los centros de consumo y convertirse así en líderes indiscutidos, nosotros sólo supimos languidecer y perder cada vez más espacio, irrecuperable por cierto.
En el caso de PONEDORAS, con los huevos, sucede más o menos lo mismo, por más que su crisis no sea tan profunda. La competencia de otras provincias, con bajo precio y nada de impuestos a pagar, el escaso nivel y producción local, que no va en aumento sino en disminución, la propaganda en contra dañina e ignorante que frena el consumo de huevos por considerarlo malo para la salud, etc. Todo suma para que esta actividad, como la anterior nombrada, transiten de la mano por "el túnel del descenso".
Por más que ésta lleve una leve ventaja sobre los pollos, ya que primero se vende el huevo fresco, local y recién el de afuera. No alcanza debido a la baja productividad y casi nula posibilidad de expansión, que hace que en casi todo el año, se esté presionado por la avalancha de bajos precios y huevos de los de afuera, aprovechando solamente cuando estos desaparecen, momentáneamente, para lograr ganancias magras, luego irrumpen nuevamente en el mercado local, arrasando con todo. Lo que lleva al sector a deserciones o reducciones en los planteles, en vez de crecer y desarrollarse.
Con respecto al bajo precio, éste se mantiene así, desde hace más de un año con leves alzas, siendo un prolongado periodo, quizás uno de los más severos que soportó el sector, que ni siquiera vió un aumento en los días tradicionales y festivos, que suelen traer alivio al productor.
Resulta paradójicamente triste, que por más que el consumo de pollos ya en 25-27 kgs per cápita/año y el de huevo en 220-240, con miras a elevarse más, contraste con lo nuestro que tiende a desaparecer, si no lo hizo ya.
Lo que se nota en todo el NOA, no solamente en Tucumán, es que en los dos sectores, se mermó sustancialmente la cantidad de aves. Que se vende todo, se vende, pero a escasísimo margen o a pérdida. O sea que, si bien no hay excedentes locales, abruma la oferta de las otras regiones, lo que mantiene el precio debajo del margen de utilidad.
Por ello, por más que se tuvo un tibio fin de año, éste no alcanzó para cubrir las deudas de arrastre y mucho menos para entusiasmarse y pensar en una proyección o expansión. A tal punto que hoy escasean tanto el pollo como el huevo, ya que falta lo que entra de otros lados, pero nadie se anima a criar y mucho menos a aumentar la producción, ya que las deudas son enormes y las posibilidades de éxito dudosas. Pues si no se sabe, se intuye que la competencia, con mayores posibilidades económicas, ya se debe estar preparando para abarrotar nuevamente el mercado local. Es algo que no tiene vuelta, los bajos precios y la escasa rentabilidad que viene soportando el sector, viene de años atrás y es muy difícil un cambio de rumbo, sobre todo sin ayuda, ni planificación adecuada.
Hoy por hoy, las perspectivas son malísimas, hay que invertir, renovar y eficientizar la actividad toda, comenzando por los galpones, pasando por la construcción de silos de almacenaje y acondicionamiento de alimentos y materias primas, plantas de faena, etc. Para lograr mayor producción, eficiencia y poder competitivo, para así tratar de salir del ahogo económico, del estancamiento y poder continuar.
Los proveedores, por otro lado, ya no pueden dar más plazos, ni prórrogas, pues están tan o más endeudados y desesperados, que los mismos productores, ya que el desastre es general y lo sufrimos todos.
El problema así planteado pareciera ser que no tiene solución, dado que siempre se está con la espada de Damocles sobre la cabeza, debido a un casi nulo nivel de producción y participación, que cubre hoy menos del 10% del consumo local. O sea que no se participa ni se decide en nada, menos en el manejo del precio.
Dado el escaso índice de crecimiento o desarrollo del sector a través de los años, la poca o nula información oficial que se posee en materia de censos, volúmenes de producción, número de granjas, etc. que se traduce como un total e histórico desinterés del gobierno de turno, por la actividad, no tenemos crecimiento ni proyección mínimamente interesante en un futuro ni mediato, ni a largo plazo.
Muy por el contrario, vamos en retroceso y con muchas posibilidades de desaparecer, si no lo estamos ya con ese escaso nivel de participación que desde antaño no aumenta, solo disminuye. Pues si se hace el esfuerzo de recordar, hace 20-30 años atrás, había el triple de aves que ahora, o más.
¿Qué proyecciones se pueden hacer?. ¿Qué futuro se puede trazar?. Yo creo que ninguno alentador. En el caso de las autoridades no sólo no saben, sino que no les interesa saber de esta crisis, ya que evidentemente los productores pecuarios, en general, no gozan de su simpatía, salvo a la hora de cobrar impuestos, ya que de subsidio o crédito calificado y accesible, nunca se habló, ni se hablará aparentemente.
Cosa harto lamentable, ya que para lograr tan caro anhelo, que es el de regular la situación impositiva, primero hay que generar las fuentes de donde se ha de beber, hasta saciarse. Y para ello, lo que se tiene que hacer, es decidir si se quiere o no apoyar y ayudar a desarrollar la actividad, para que así, al transformarse en una generadora exitosa de recursos, se haga cargo de sus obligaciones y no las mire tan mal, ni las repudie, como lo hace hoy, sólo por el hecho de no poder cumplirlas.
Porque no dudo que la gente del sector y toda en general, es conciente y responsable de sus obligaciones, pero cuando cuenta con los recursos suficientes, ya que ante la cruda necesidad, primero estará siempre su frágil sustento y el de su familia, luego el resto de las obligaciones, y por más que no se esté muy de acuerdo, ...así será por siempre!.
En el caso de los productores, las posibilidades de mejorar sus instalaciones, almacenar materias primas para todo el ciclo y evitar así escasez y variaciones en los precios de compra, es casi un sueño inalcanzable, ya que se trabaja a pérdida, con alto riesgo de quedar totalmente desvalido. Por tal motivo, se viene observando desde hace tiempo que no puede ser manejada como una actividad exclusiva o primaria, sino como una alternativa de segundo o tercer orden, quitándole por ende, méritos e inversiones tan necesarias, lo que imposibilita así su crecimiento y desarrollo. El grado de endeudamiento es muy importante y generalizado, ya que no sólo se debe parte o todas las instalaciones, sino también maquinarias, implementos, animales y materias primas, en consecuencia se trabaja con un "descubierto" inmenso, que ya supera en muchos casos el valor de la propiedad con todo lo plantado en ella. Para colmo de males, además de ser una actividad de elevado riesgo, se está trabajando, como ya dije, a pérdida o con escaso margen de ganancia, por ende el productor corre el grave riesgo de endeudarse más aún, pues si para la actividad, no tiene ninguna posibilidad de pagar nada y si continúa en la misma, el riesgo de aumentar la deuda hasta que llegue a ser impagable, es una amenaza más que cierta.
Varios ya entraron en la categoría de morosos de alto riesgo, tanto con sus proveedores como en instituciones crediticias, ya que hace rato que no pagan ni una cuota siquiera de lo que deben.
Hay de todo, están los malos productores, que creen que con nula inversión y mucho crédito pueden lograr rápidas y enormes ganancias, que se creen empresarios y no pasan de ser malos proyectos de éstos. Pero también están los que confiados y por que no saben hacer otra cosa, siguen en la actividad. Además de los que son socios de la adversidad, que por más que se esfuerzan y tratan, la suerte les es esquiva, o los que llenos de buenas intenciones quieren pero no pueden y otros tantos que mal asesorados no llegan a buen puerto, que completan el cuadro.
¿Son todos éstos los culpables del fracaso?. ¿Lo son más, los malos profesionales o las instituciones?. ¿El gobierno que miró y sigue mirando para otro lado?. ¿La gente que se aprovechó, fue irresponsable, no hizo lo que debía o lo que le aconsejaron?. Yo creo que hay de todo un poco, pero hoy ya dejó de ser lo importante, en el último de los casos será cosa de... los abogados!. Lo grave es que por no hacer mucho, o por hacer poco, estamos frente a dos actividades que junto con otras pequeñas, como la del cerdo, conejos y afines pronto pasarán a ser tan históricas como la Casa de la Independencia o como la otrora bien ganada fama de "Jardín de la República", que tan orgullosamente ostentábamos y que hoy sólo habita, en el recuerdo de algunos nostálgicos memoriosos.

¡Hasta la próxima... espero!.

Por Eduardo F. Montiel
para Producción
Mat. Prof. nº 11 C.P.I.A.
Departamento Técnico
San Lorenzo 1.465
(54-381) 4245060/4548 - 156-045863


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