Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




ENTREVISTA: VICTOR JORGE ELIAS
LA GLOBALIZACION NO DEBE ASUSTAR
A LOS PRODUCTORES
*************** barra horizontal ***************

Nuestros productores, con este famoso tema de la globalización, han dejado de tomar en cuenta tan solo el perímetro forzosamente reducido de sus plantaciones, para adentrarse -medios de comunicación mediante- en los temas de Macroeconomía mundial que, ahora lo saben, repercuten favorable o desfavorablemente, en su destino.
Para saber qué tan importante es la incidencia de la globalización, PRODUCCION conversó con el economista Víctor Jorge Elías, profesor titular con dedicación exclusiva en la cátedra de Econometría en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT desde 1965, Director de Magister en Economía desde 1988 y, a partir de 1994, director del Instituto de Economía Aplicada de la Fundación Banco Empresario de Tucumán.

¿Cómo afectan los cambios mundiales a nuestra economía?.
El tema como yo lo veo, en relación para Tucumán, el NOA, y nuestra Argentina, es que muchos países se están enfrentando con la competencia de productos que utilizan mucha mano de obra no calificada, que tiene un salario bastante bajo con relación a los de nuestro país. Me refiero a países asiáticos, lo que lleva a dos consecuencias: una, que el salario que se puede pagar es bastante crítico, y segundo, la competencia desigual con ese tipo de producto de mano de obra tan barata.

¿Qué se puede hacer en consecuencia?.
La protección no va a ser suficiente. Ya de por sí, la protección no es buena política, pero aún queriéndola utilizar para el corto plazo, no bastará. Todo este fenómeno viene acompañado por los cambios tecnológicos, que favorecen el empleo de gente preparada. Lo que en inglés se llama skill vs no skill. Esto llevó a que exista una diferencia apreciable entre salario o premio, entre prepararse y no prepararse, y este fenómeno afecta notoriamente a la fuerza laboral.
El no preparado busca la forma de reaccionar, pero eso lleva su tiempo.
El productor se enfrenta a todos estos elementos y puede reaccionar de diversas formas o maneras. Una es adaptarse o adaptar ciertas tecnologías que le permitan competir exitosa-mente con lo que produce, y la otra es cambiar las características del producto. Al producto se lo puede cambiar de muchas formas, y el ejemplo claro es el de la frutilla.
La frutilla sigue siendo la misma, pero se la puede transportar en un esquema de mantenimiento hasta mercados lejanos, lo que la hace por así decirlo, otra frutilla. Esto puede pasar con otros productos. Si el mercado internacional es el que importa, hay que tratar de manejar productos que puedan aguantar un cierto flete. Si son de poca calidad, evidentemente no se está apuntando a mercados lejanos, porque su precio no será razonable, ni podrá competir en el mercado internacional. En cambio, si se trabajan productos de alta calidad, el flete es el mismo, y puede aguantar flete.

Nuestro productor, ¿se está adaptando a ésto?.
Yo pienso que sí, no hay que destruir las señales, sino recogerlas como desafíos. Obviamente la primera reacción es defenderse y no cambiar, pero eso no es bueno, porque hoy los mercados ya no son lejanos, está por ejemplo la competencia asiática que, tiempo atrás, ni en novela la hubiéramos imaginado.
Otro problema es el de la competencia desleal. Existen ciertos productos que no tienen el mismo tratamiento impositivo, pero este es un problema de capacidad de control fiscal, con argumentos que no son económicos. Lo mismo, si alguien emplea y no paga aportes laborales, se está escapando a reglas de juego sencillas, pero que deben ser igualitarias para todos, porque de lo contrario siempre queda alguien descolocado. Ahora bien, si a esas reglas de juego no se las cumplen durante años, el productor deberá manejarse en esa realidad que vive, que es la que constituye la verdadera regla de juego, que puede o no gustarle, que originará su protesta pero, en definitiva, le obligará a amoldarse o morir.

En el NOA, ¿existe competencia o interacción?.
En general he visto poco intercambio económico regional. Somos más competitivos en la producción, pero cada uno se dedica a lo suyo -lo que de ninguna manera es malo- y, cuando hay algún tema de interés común, esa interacción surge. Todos tenemos problemas de riego, por ejemplo, pero sólo nos uniremos si resulta materialmente imposible resolver el tema por nuestra cuenta. Esto a veces se utilizó como presión ante el gobierno central, pero pienso que básicamente hay que moverse por propia cuenta, y quien lo haga será el productor que triunfe, el que no espera que su vecino lo ayude. Otras veces se ha usado como conducta política, pero ese también es otro tema.

¿Qué es lo importante entonces?.
Hay que tomar las señales positivas y actuar. Lo importante es la velocidad de adaptación, no siempre posible, porque a veces adaptarse resulta oneroso. Los economistas tenemos un respeto muy grande por los productores, somos concientes de que ellos saben, a veces instintivamente, cómo resolver sus problemas. También es importante el tema de los incentivos para el cambio. Por ejemplo en el tema tambos, hubo cambios, pero no los suficientes para bajar significativamente el costo de la leche, de modo que permita competir mejor. Este es un rubro en el que no han funcionado bien los incentivos.

¿Y el azúcar?.
Con el azúcar ha sido bastante problemático. Se hicieron grandes esfuerzos, pero no es fácil competir en un mercado que se caracteriza por sus grandes vaivenes. En 30 ó 40 años, este mercado experimentó grandes transformaciones, y una de ellas fue el número decreciente de ingenios. Las bajas sin embargo no fueron suficientes para que la industria no estuviera atenta a lo que pasaba con la importación. La amenaza exterior tipo dumping no es suficiente.
Algunos ingenios necesitan más protección que otros, incluso habrá quien no necesite esa protección, pero los incentivos en este mercado del azúcar, no son demasido claros.
En cambio con el limón, la regla fue clara: exportar y luchar contra el exterior. Pienso que habrá grandes cambios en los próximos años.

¿Qué cree usted que pasará con la economía mundial?.
Hemos tenido períodos muy complicados, como la crisis mundial de 1929, otros debidos a guerras, que favorecieron sin embargo a algunos países, y podemos afirmar que este tipo de movimientos cíclicos, se fueron suavizando a medida que avanzaba el siglo. En esta gran discusión de las crisis, primero México, luego el Sudeste asiático, en los últimos tiempos Rusia, con los grandes temores de que haya otro 1929, pienso que eso no sucederá. La Economía ha avanzado muchísimo, no la ciencia económica, sino aquellos que aplican la política económica, que han ido entendiendo cómo se debe trabajar en los temas de incentivos y mercados. El caso de Rusia por ejemplo. Existen dos versiones: una que indica gravísi-mos problemas financieros, y la local, que menciona grandes cambios, por lo que muchos economistas pensamos que en los próximos tres años será otra cosa, y que en los diez años venideros, Rusia tomará un ritmo de crecimiento impresionante. Mientras tanto, hoy por hoy, sin embargo, el mensaje es totalmente pesimista.
Una de las causas de la crisis soviética se atribuye a la falta de incentivos. En China, por ejemplo, no ocurre esto. Muchos de sus incentivos no fueron destruídos. Para generaciones y generaciones de chinos, el tema crucial fue el comercio, que es apto para generar incentivos y crear mercados. Cuando usted se está ocupando y preocupando por sus cosas, esto quiere decir que permanentemente está practicando. Si por el contrario le señalan todo lo que tiene que hacer, el incentivo es nulo, sólo espera que le den.
Entonces se esperan grandes y positivos cambios en Rusia, también en el Sudeste asiático se advierten ya señales de recuperación, es el caso de Thailandia, donde mucha gente ha retornado al campo, produciendo una recuperación muy promisoria. Sí, creo que la parte asiática se va a normalizar.

Su mensaje suena como demasiado optimista...
Es que el panorama a mí me parece optimista. El gran desafío nuestro no pasa por un crecimiento extraordinario. Lo que ocurrió en el período 1991/94 fue inusual, no debemos caer en el engaño de pensar que se crecerá un 8% anual. Si Argentina puede lograr un ciclo de varios años con un crecimiento de un 4% anual, sería una gran cosa, pretender algo mayor, suena como poco realizable y difícil. Hubo una caída muy grande en 1995, después de lo de México, y estoy convencido de que habrá cimbronazos, pero de ninguna manera de la magnitud de aquel, y mucho menos como el de 1929. Hay que tomar en cuenta que no es fácil coordinar la economía de 6500 millones de personas, los mercados tienen que generar una serie de reglas y señales para tantas personas y países. Sin embargo ahora hay más incentivos, y más tendencia al salvata-je. Yo no veo un panorama demasiado difícil, lo que sucede es que a veces somos un poco agoreros, porque tenemos nuestra cuota conservadora.
Escúcheme, hay una encuesta que se concretó tanto en EEUU como en Europa, y cuyo resultado realmente me ha conmocionado. Les presentaban a los jóvenes una batería de preguntas para establecer en definitiva una especie de indicador de felicidad. Hoy el indicador es mucho más alto que 30 años atrás. Esto significa que las nuevas generaciones van resolviendo mejor que lo que hicimos nosotros, sus problemas. En la parte económica ocurre lo mismo. Crecer significa que mucho desaparece, pero hay otra parte que aparece. Siempre lo que aparece compensa lo que se pierde. Una sociedad en la que nada desaparece, es una sociedad estancada. Desaparecer no es sinónimo de muerte, sino de cambio. La clave es adaptarse, aunque los cambios sean duros.
Hay un desafío tremendo para aquellos que manejan nuestro destino, para que no generen incentivos incorrectos. Tienen que dejar que la gente reciba las señales correctas, para que puedan reaccionar. Todo indica que en los próximos años, muchas regiones atrasadas crecerán a un ritmo mayor que las avanzadas, y entonces la clave estriba en cómo poder embarcarse en la dirección correcta. Interpreto que nuestros productores son los que tienen que apreciar las señales directas, mucha enseñanza no les podemos ofrecer, yo respeto muchísimo el conocimiento que ellos tienen de sus propios temas. Mi sugerencia es que no deben preocuparse tanto por problemas supraglobales, sino por los del sector que les compete. Deben saber transmitir también esas señales a aquellos que continuarán su actividad. Que nada quede sin control, porque de ese modo nada puede caminar en la vida. El esfuerzo personal es lo importante.

Por Ernesto Cepeda de Producción

*************** barra horizontal ***************






Copyright © Revista Producción - InterNet Tucumán - Todos los Derechos Reservados



produccion
Revista Produccion - Producciones - Editorial - Contacto - NOA - tucuman - salta - santiago del estero - catamarca - jujuy