Revista Producción
PRODUCCION Agroindustrial del NOA




SOJA: COSECHA RECORD
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Este año, según las estimaciones, la cosecha de soja llegará a 18 millones de toneladas. Un récord absoluto, que supera en 50% a la producción del año pasado. Aun con los precios actuales, que han bajado un 25%, el valor de esta producción sería de 4.000 millones de dólares.
La soja se ha convertido, en los últimos años, en la abanderada de las exportaciones. Junto con el girasol, se alcanza una cifra de exportaciones superior a los 5.000 millones de dólares sólo en derivados oleaginosos. Es el 20% del total de los embarques nacionales.
En momentos tan críticos para las cuentas externas, tener más soja es una gran noticia. También lo es que haya aumentado la producción del Brasil, porque también fortalece su sector externo. Entre ambos, tienen 50 millones de toneladas y lideran el mercado mundial de aceites y harinas vegetales.
Encima, los precios parecen haber tocado fondo y ahora se agitan nerviosamente al compás del clima en las zonas agrícolas de EE.UU., donde el cultivo está en pleno desarrollo. Un reporte meteorológico que pronosticó tiempo muy caluroso, puso las cotizaciones cerca del límite de alza. Aunque después aflojaron, el mercado seguirá cargado de expectativas. Con este volumen de cosecha, diez dólares de diferencia significan 200 millones de dólares de exportaciones adicionales.
Pero la soja es, además, la gran colonizadora en esta segunda revolución de las pampas. La soja impulsó la reingeniería del agro argentino, rompiendo tabúes y barreras mentales. Motorizó la tendencia a la rotación agrícola continua, de la mano de la fertilización, el buen control de malezas y la siembra directa. Esta fue una de las claves para la fuerte expansión de la cosecha global (la estimación volvió a subir, ahora a 65,2 millones de toneladas). Y se terminó con la idea de que sólo se puede reponer fertilidad a través de una fase ganadera. Entonces vino el impulso a los insumos y equipos para el campo. Por supuesto, la estabilidad y la apertura, junto al fin de las retenciones, fueron decisivos.
Desde que fue introducida, a principios de los años 70, la soja nunca dejó de crecer. Prácticamente todos los años superó el récord de la campaña anterior. Al principio, se destinaba toda la producción al mercado internacional, como semilla. Hasta que una nueva industria aceitera, con la última tecnología, se instaló en el país.
Con la desregulación y la apertura de los 90, el proceso se aceleró. Hoy la totalidad de la soja -también el girasol- se exporta transformada en aceite y harinas de alto valor proteico, a más de 70 países. La producción creció un 80% en lo que va de la década, mientras que la capacidad de molienda se multiplicó por cuatro. Las plantas y puertos sobre el Paraná constituyen la plataforma logística más importante del mundo en el rubro alimentario de mayor crecimiento del último medio siglo. Esa es la otra buena noticia. No se asiste a la fugaz fase alcista de un negocio de patas cortas. En estos cincuenta años, la producción mundial de soja se multiplicó por nueve. Ahora alcanza a 152 millones de toneladas, concentradas en cuatro grandes productores: EE.UU. (con la mitad de la producción mundial), Brasil, Argentina (la que crece más rápido) y China, en ese orden. Lo más fuerte es que esa expansión marcha apenas al ritmo del crecimiento de la demanda. No sólo tuvo que acompañar al aumento de la población mundial, sino que el consumo de soja per cápita aumentó de 6,5 kilos a 26 kilos.
Una de las razones que explican este extraordinario dinamismo, como plantea Lester Brown en Vital Signs 1998, es el crecimiento del consumo de cerdos, pollos y huevos (que requieren granos forrajeros y harinas proteicas, básicamente de soja) en China y los demás países asiáticos. Y al mismo tiempo, se expande la demanda de aceites vegetales usados para cocinarlos. Las importaciones de soja por parte de China alcanzarán este año a 3 millones de ton., cuando el primer año en que debió importar (1984) compró 130.000 ton. Pero además en el mismo período las importaciones de harina de soja pasaron de 40.000 a 4,6 millones de ton, mientras que las de aceite pasaron de 640.000 a 1,8 millones de ton. Ya están importando el 56% de sus necesidades totales de harina de soja. El problema que tienen es que dos tercios de su propia producción se destinan a consumo humano directo, como "tofu", salsa de soja y otros productos. Sólo el Mercosur puede incrementar la producción de modo de acompañar este aumento de la demanda. Por algo hay tanto interés en las "traders" por venir al país.
Ivo Hering, el industrial textil brasileño, y creador de Ceval, la mayor procesadora de soja del Brasil, remarca que la soja está en el desayuno, tanto en la leche que corta al café (las vacas también comen soja), como en la margarina de las medialunas. Pero también rescata el rol colonizador de la soja en el Brasil.
Hering vio la veta hace 25 años. "Muchos de los personajes de esta epopeya están todavía vivos, en plena actividad". Y asegura que la soja fue el agente, el símbolo de una revolución equivalente a la que hicieron el café y la caña a su debido tiempo... la soja tiene la cara del Brasil surgido después de la Segunda Guerra Mundial".

Por Héctor A. Huergo
Fuente: Clarín Rural

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